La Habana, 11 de abril de 2020.
“Año 62 de la Revolución”
Hermanas y hermanos cubanos:
La humanidad vive días aciagos e inciertos ante la expansión de una pandemia que cobra miles de vidas y enlutese los hogares de todo el mundo.
Son descomunales los esfuerzos de los gobiernos y los sistemas salubristas para afrontarla y mitigar sus efectos devastadores.
Cuba tiene el privilegio de contar con un gobierno que es del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, que en más de seis décadas ha demostrado no escatimar esfuerzos ni recursos en el enfrentamiento a situaciones adversas, por muy difíciles que sean.
Derivado de su esencia solidaria, martiana y humanista, existe un sistema de salud que se constituye en una fortaleza, al que le está permitido – desde los preceptos de la ciencia y su carácter universal, accesible, gratuito, solidario e internacionalista- liderar como en ningún otro país el nuevo frente de batalla y garantizar junto al ejército de las batas blancas, el necesario acompañamiento a nuestro pueblo y su gobierno revolucionario.
La revolución triunfante del primero de enero de 1959, propició desde sus inicios una profunda revolución cultural, ubicando a Cuba y a sus ciudadanos en un destacado lugar en cuanto a índice de desarrollo humano.
Estos irrefutables hechos, se constituyen en ejes donde se asientan elevadas cualidades, dígase: cultura, conciencia ciudadana, instrucción, humanismo, espíritu de sacrificio, solidaridad, altruismo, disciplina, internacionalismo y fe en la victoria.
Sabemos todos que en estos momentos se nos impone una dura batalla por la salud en la que no hay otra opción que salir airosos.
Ante tan compleja problemática los psicólogos y los psiquiatras cubanos, desde nuestras respectivas profesiones, asumimos el reto de acompañar a nuestras autoridades políticas, gubernamentales y salubristas en el supremo empeño de cortar la transmisión epidemiológica y de empoderar a nuestro pueblo, de actitudes y conductas favorecedoras de la materialización de esta intención, que por su dimensión e importancia se constituyen en una necesidad histórica que hay que asumir.
Para ello es imprescindible:
- Elevar la percepción del riesgo.
- Entender que el aislamiento social, que rompe con la conducta cotidiana, es al mismo tiempo, una conducta responsable, altruista, humana, solidaria y una elevada expresión de amor al prójimo y de amor patrio.
Como cubanos tenemos el alto encargo de protegernos y proteger a los demás, así evitaremos vivir los traumáticos episodios de ver morir a nuestros seres queridos y que tal hecho sea génesis de estados psicológicos alterados que dejarán profundas heridas mentales y espirituales en nuestros ciudadanos.
Como especialistas en salud mental ponemos nuestra experticia y nuestros conocimientos a disposición de nuestro pueblo y de nuestras autoridades, para en primer lugar, trabajar por el empoderamiento ya señalado, y por otro lado, mitigar los temores, la angustia, el miedo, los estados posibles de pánico, así como aliviar los sufrimientos que puedan manifestarse, haciendo énfasis en que, todo ello es evitable si asumimos conductas responsables.
La experiencia histórica nos enseña que la inteligencia, organización, responsabilidad y disciplina, son factores determinantes de cualquier victoria.Debemos y tenemos que vencer en esta nueva batalla. No hay de otra.
Pongámoslas en práctica
Contamos con nuestro pueblo
Cuenten con nosotros, siempre.
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