La exposición al humo del tabaco antes de la pubertad puede producir cambios metabólicos en sus hijos. Así, los hombres que comenzaron a fumar antes de los 11 años de edad, afortunadamente algo cada vez menos frecuente, tienen una gran probabilidad de que su descendencia, especialmente en los varones, pesen entre 5 y 10 kg más durante la adolescencia que niños de su misma edad cuyos padres no fumaron. El efecto, aunque también presente, es mucho menor en las hijas.