La presión dentro de las arterias permite que ésta circule para abastecer las necesidades de los diferentes órganos del cuerpo, para que reciban oxígeno y nutrientes. La fuerza del latido del corazón mantiene esa presión. Cuando dormimos o descansamos esa presión disminuye y durante la actividad o el ejercicio aumenta.
Es normal que la presión varíe de una persona a otra; pero cuando permanece la mayor parte del tiempo elevada, se deben tomar medidas correctivas. Cuando la presión está por encima de ciertos límites de forma permanente daña las paredes de los vasos y arterias, así como del corazón, cerebro, riñones provocando enfermedades muy serias. Estos daños suelen sobrevenir lentamente durante el transcurso de años sin que la persona lo perciba, y muchos son irreversibles cuando se descubren.
En nuestro país una de cada tres personas adultas (mayores de 18 años) sufre algún grado de hipertensión. Sin embrago es posible prevenir el riesgo que significa la presión alta cuando esta se detecta y se corrige a tiempo.
¿Qué significan las cifras al tomar la presión arterial?
La presión se mide utilizando dos cifras: la máxima y la mínima. La primera corresponde a la presión en el momento de la contracción cardíaca y la segunda al momento en el cual el corazón se relaja y descansa entre latido y latido.
Una persona con presión arterial de 140/90 o más, comprobada por lo menos en 3 ocasiones se dice que es hipertensa.
Las personas con presión arterial ligeramente por encima de 120/80 forma una categoría de alto riesgo para el desarrollo de hipertensión. Esta condición se le llama prehipertensión y exige cambios en el estilo de vida para evitar el desarrollo de la enfermedad.
¿Quienes tienen riesgo de ser hipertensos?
Personas que tienen:
– Historia familiar de padre o madre hipertensa; con enfermedad cardíaca o con diabetes.
– Mas de 60 años de edad
– Sobrepeso u obesidad y sobre todo obesidad central (grasa acumulada en el abdomen)
– Colesterol y triglicéridos elevados en sangre
– Malos hábitos dietéticos (consumo excesivo de grasas, sal; y pocas frutas y verduras)
– Poca actividad física
– Consumo excesivo de alcohol
– Hábito de fumar
¿Qué factores ambientales contribuyen a la hipertensión arterial?
Nuestro actual estilo de vida, con mayor estrés, sedentarismo, comidas rápidas y ricas en grasas, grandes porciones, ha incrementado el número de personas con sobrepeso u obesidad del país, y por lo tanto también el riesgo de padecer hipertensión arterial.
El sedentarismo se ha transformado en un gran problema, vivimos apurados pero mucho más quietos. Reemplazamos las horas de recreación o deporte fuera del hogar, por horas de televisión y computadoras.
El consumo de alimentos como aperitivos, picadas, bizcochos, pizzas, helados, refrescos o jugos azucarados, aumentan la grasa, la sal y sobre todo las calorías de la dieta. También se ve reducido el consumo de frutas, verduras y leche.
El hábito de fumar acelera el pulso, aumenta la presión arterial y disminuye la capacidad de la sangre de transportar oxígeno, así como también daña las arterias favoreciendo la aterosclerosis
¿Cuáles son las medidas del tratamiento?
Perder peso: No solo disminuye la hipertensión arterial, sino que contribuye a revertir el daño cardíaco causado por le hipertensión y previene la aparición de enfermedades como la diabetes
Dejar de fumar: Es una de las medidas más importantes para mejorar su salud.
Comer adecuadamente: Algunas estudios muestran que una alimentación baja en sal y grasas, rica en frutas, verduras, granos, vitaminas y minerales puede, descender significativamente la presión arterial.
Hacer ejercicio físico: Una actividad aeróbica regular, como por ejemplo caminar tres o cuatro veces a la semana durante 45 minutos, puede descender los valores de presión arterial.
Limite el alcohol: limite el alcohol al máximo.
Trate de reducir el estrés: Los factores emocionales tienen un rol importante en la hipertensión, según algunos estudios podrían ser útiles técnicas de relajación u otras terapias para mejorar el manejo de situaciones de estrés.