EJEMPLOS A SEGUIR.

 

 

 

Siguiendo el ejemplo de Fidel, se forman nuevas generaciones de médicos cubanos que inspirados en el ejemplo de Fidel, Camilo y Che.

Con los principios martianos que  siempre motivaron a nuestros héroes y mártires, e inspirados además en las máximas de,

Los consejos de Esculapio:

¿Quieres ser médico, hijo mío? Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia. ¿Deseas que los hombres te tengan por un dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto? ¿Has pensado en lo que

ha de ser tu vida?

La mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos; tu puerta quedará siempre abierta a todos, vendrán a turbar tus sueños, tus placeres, tu meditación; ya no te pertenecerás. Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en caso de urgencia; pero los ricos te tratarán como a un esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados, harán que te despierten a toda prisa, tan pronto como sientan la menor inquietud; habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer cordero o carnero, si han de andar de tal o cual modo. No podrás ausentarte, ni estar enfermo; tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.

¿Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación? TEN PRESENTE QUE TE JUZGARÁN NO POR TU CIENCIA SINO POR LAS CASUALIDADES DEL DESTINO, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no vienes del Asia; otros, si crees en los dioses; otros, si no crees en ellos. Tu vecino el carnicero, el tendero, el zapatero, no te confiará su clientela si no eres parroquiano suyo; el herborista no te elogiará sino en tanto que recetes sus hierbas. Habrás de luchar contra las supersticiones de los ignorantes.

¿Te gusta la sencillez? Habrás de adoptar una actitud de augur. ¿Eres activo, sabes qué vale el tiempo? No habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que aguantar relatos que arranquen de los principios de los tiempos para explicarte un cólico.

¿Sientes pasión por la verdad? Ya no podrás decirla. Habrás de ocultar a

algunos la gravedad de su mal, a otros, su insignificancia, pues les molestaría.

Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice. No te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito; si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo se irá a charlatanes que venden la mentira que necesita.

El juramento hipocrático.

Juro por Apolo el médico, y por Asclepio, y por Hygeia y Panacea y todos los dioses y diosas como testigos, que, de acuerdo con mi habilidad y mi juicio, guardaré este juramento y este contrato. Tendré a quien me enseñó este arte en tanto aprecio como a mis padres, para ser su asociado en vida y para satisfacer sus necesidades cuando se requiera, para velar por su progenie como igual a mis propios hermanos, y enseñarles este arte, si desearen aprenderlo, sin cobro ni contrato, y que, de acuerdo con las reglas establecidas, impartiré mi conocimiento de este arte a mis propios hijos, y a los de mis maestros, y a los estudiantes que estén atados por este contrato y hayan tomado este juramento a la ley de la medicina, pero a nadie más. Usaré aquellos regímenes dietarios que beneficien a mis pacientes, de acuerdo con mi mejor habilidad y juicio, y no les causaré daño ni injusticia.

No administraré a nadie una droga mortal si se me solicita, ni aconsejaré tal procedimiento; y tampoco daré a una mujer un pesario para causar el aborto.

Cumpliré con mi arte en pureza y de acuerdo con la ley divina.

No utilizaré el cuchillo, incluso sobre aquellos que sufran de cálculos, sino que lo dejaré a quienes están entrenados en ese oficio.

Cuando penetre en los hogares, lo haré solo para beneficio de los enfermos, evitando cualquier acto voluntario impropio o corrupto, incluyendo la seducción de las mujeres o los hombres, sean ellos libres o esclavos. Aquello que vea o escuche sobre la vida de mis pacientes, esté o no relacionado con la práctica de mi oficio, y que no deba ser repetido fuera de allí, lo mantendré en secreto, al considerar tales cuestiones como privadas.

Mientras mantenga este juramento con fidelidad y sin corrupción, séame otorgado que tenga una vida plena así como la práctica de mi arte, y que reciba el respeto de todos los hombres por todos los tiempos. Si faltare a este juramento y lo violare, que mi suerte sea lo contrario.

La oración del médico de Maimónides.

Oh Dios, llena nuestra alma de amor por el arte y por todas las criaturas.

No permitas que la sed de lucro y el deseo de gloria influyan en el ejercicio de mi arte, pues los enemigos de la verdad y el amor a los hombres podrían fácilmente engañarme y alejarme del noble deber de hacer el bien a tus hijos. Sostén la fuerza de mi corazón para que esté siempre presto a servir al pobre y al rico, al amigo y al enemigo, al bueno y al malo. Haz que vea solo al hombre en el ser que sufre.

Que mi espíritu esté claro junto al lecho del enfermo, que no se distraiga con ninguna idea extraña, para que se le haga presente toda la ciencia y la experiencia que le han enseñado, pues grandes y sublimes son los fines científicos de conservar la salud y la vida de las criaturas. Haz que mis enfermos tengan confianza en mí y en mi arte y que sigan mis consejos y prescripciones.

Aleja de su cama a los charlatanes, al ejército de parientes con mil consejos y a los centinelas que lo saben siempre todo, pues son una compañía peligrosa, que por vanidad hace fracasar las mejores intenciones del arte y conduce con frecuencia a las criaturas a la muerte. Si los ignorantes me insultan y me desprecian, haz que el amor por mi arte, como una coraza, me haga invulnerable, para que pueda perseverar en lo verdadero, sin mirar el prestigio, el renombre ni la edad de los enemigos.

Dadme, Dios mío, indulgencia y paciencia ante los

enfermos tozudos y groseros. Haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por la ciencia.

Aleja de mí la idea de que lo puedo todo. Dame la fuerza, la voluntad y la ocasión de ampliar cada vez más mis conocimientos. Hoy puedo descubrir con mi ciencia cosas que ayer no sospechaba, pues el arte es grande y el espíritu del hombre penetra cada día más lejos.

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