Cuando nos detenemos a mirar las pequeñas hazañas que se realizan en la vida cotidiana, el corazón se hace gigante. Cada día caminan por el hospital personas que se entregan totalmente, escribiendo historias anónimas. Un ejemplo del sacrificio diario es la labor que realizaron en el día de hoy algunas trabajadoras que posibilitan, en situaciones complejas, la comunicación entre familiares de niños ingresados y visitantes que no pueden entrar al hospital, como parte de las medidas de prevención de la Covid-19.