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Colaboración del Profesor Alberto Ibarrra.

El 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París, que puso fin a la dominación española en Cuba y se estableció un gobierno interventor estadounidense. En enero de 1899 la sanidad militar norteamericana escogió el Cerro de las Ánimas (elevación que limitaba por el norte con la actual avenida Salvador Allende; por el este con la calzada de Infanta y por el sur y el oeste con el Pasaje Manglar y el Cerro antiguo), donde existía un cuartel de ingeniería del ejército español, para convertirlo en un hospital para sus tropas. La institución funcionó en principio sólo como un hospital para beneficio de los soldados estadounidenses, hasta el 20 de noviembre de 1899 que se le declaró hospital municipal y se le bautizó con el nombre de Hospital Las Ánimas. El mobiliario e instrumental se trajo del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, situado en el Cerro del Castillo del Príncipe y clausurado ese mismo día.En abril de 1900 el funcionamiento del hospital comenzó a ser controlado por el Ayuntamiento de La Habana. A la sazón se designó como su director al doctor Francisco Ferrer y al Mayor del ejército norteamericano Gorjas como inspector. El 7 de septiembre de 1900 la instalación se empezó a controlar por el Departamento de Sanidad. La misma fecha se nombró como su director al Mayor John W. Ross, médico de la marina estadounidense. El propio año 1900 se nombró al doctor Juan Guiteras Gener (1852-1925) profesor de la Cátedra de Patología Intertropical, la primera creada en América. Desde su inicio, el hospital se dedicó principalmente a la atención de las enfermedades infectocontagiosas, que en aquel tiempo representaban un verdadero azote para Cuba. En este sentido la fiebre amarilla ocupaba un lugar de primer orden.

Por aquella época culminaron los trabajos del sabio cubano Carlos J. Finlay Barrés (1833-1915) en relación con su teoría acerca del vector transmisor de la fiebre amarilla, en los que la existencia de la institución fue muy importante, por cuanto allí se realizó parte de los experimentos que la confirmaron por parte de la comisión de médicos norteamericanos, presidida por el doctor Walter Reed. Gracias al descubrimiento del doctor Finlay y al quehacer del doctor Guiteras el Hospital Las Ánimas adquirió renombre internacional. El 20 de mayo de 1902, fecha en la que fue arriada la bandera de los Estados Unidos e izada la enseña nacional en el patio del hospital, asumió el doctor Finlay la dirección del mismo. El 23 de febrero de 1903 se nombró director al doctor Guiteras.

Durante los 20 años que se mantuvo el doctor Guiteras al frente del hospital, se vivió allí una época gloriosa en la investigación médica, sobre todo en relación con los estudios biológicos sobre la fiebre amarilla, la malaria, la filaria y la anquilostomiasis. En aquel período se hicieron también importantes investigaciones sobre la viruela, la fiebre tifoidea, la rabia, el tétanos, la difteria, la varicela, la parotiditis, el sarampión y la escarlatina y se diagnosticaron los primeros casos que se conocen de poliomielitis en Cuba.

Con el transcurso del tiempo, las instalaciones de madera del hospital se fueron deteriorando de modo considerable. Un huracán que azotó La Habana en 1926 castigó duramente su infraestructura, sin que la Secretaría de Sanidad hiciera aporte alguno para su recuperación.Durante la dictadura del presidente Gerardo Machado Morales, se decidió la intervención militar en el hospital, para evitar que éste se convirtiera en un foco de agitación. En función de ello, asumió su dirección un subteniente de apellido Uriarte, quien en su accionar represivo se empeñó en demoler todo el cerro en que se encontraba la instalación. Fue así que el histórico Cerro de las Ánimas quedó reducido a una insignificante ondulación, que daba la impresión de un pequeño mogote.

Derrotada la tiranía machadista, en octubre de 1933 asumió la dirección del hospital el doctor Antonio Díaz Albertini, ilustre higienista que con anterioridad había integrado su personal asistencial. En los años posteriores de la década de 1930, la falta de iniciativa, las dificultades económicas y la poca atención que le prestaba la Secretaría de Sanidad, conllevaron que el Hospital se convirtiera en un almacén de enfermos. A ello se agregaron los estragos ocasionados por un huracán que en 1944 dio el tiro de gracia al hospital, al destruir totalmente las salas Lebredo y Agramonte.

Bajo la dirección del doctor Fernando López, médico de ideas progresistas que se había destacado en la lucha contra Machado, se inició en 1948 la construcción del nuevo hospital, inaugurado el 3 de diciembre de 1951 por el entonces presidente de la República Carlos Prío Socarrás. Entonces se le otorgaron de manera oficial nombres a las distintas salas de la institución. Estos fueron los de Leonard Word, Arístides Agramante, Juan Guiteras, Carlos J. Finlay, José Cartaya, Mario Lebredo y José Antonio Presno.

Cuando se produjo el golpe de estado por Fulgencio Batista y Zaldívar el 10 de marzo de 1952, fue sustituido el doctor López en la dirección de la instalación por el también doctor Juan Ramón Crespo.

A raíz del triunfo de la Revolución en enero de 1959, a la sala hasta entonces llamada Leonard Word, se le otorgó el nombre del médico mártir del asalto al cuartel Moncada doctor Mario Muñoz. En agosto del mismo año se designó el cargo de director al doctor Jorge Aldereguía Valdés-Brito. En 1960 la capacidad del Hospital Las Ánimas se amplió de 100 a 200 camas y en 1964 llegó a 480.

En octubre de 1969 se decidió convertir el hospital, hasta entonces dedicado a la atención de las enfermedades infecciosas, en un hospital consagrado a atender las dolencias de la población infantil. Fue así que, meses después, surgió en la misma sede el Hospital Pediátrico Docente Centro Habana, nombre que ostenta desde aquel año.

El Hospital Pediátrico Docente Centro Habana se inauguró el 9 de febrero de 1970 con cuatro salas abiertas y un total de 197 camas y las adaptaciones propias de los requerimientos de sus nuevos pacientes. Su primer director fue el doctor José Antonio González Valdés, con la compañera Bertha Castellón Pérez como primera jefa de enfermeras; esta última se mantuvo en ese cargo por espacio de 30 años.

Al día siguiente de su inauguración, comenzó a funcionar en el hospital la docencia de postgrado-residencia y la docencia de pregrado para internos. En 1971 se inició la docencia dirigida a los estudiantes de Medicina y en octubre de 1972 se graduó la primera especialista allí formada, a saber, la doctora Teresa Guerrero.

El 18 de julio de 1973 se inauguraron la sala de cirugía y el salón de operaciones. El Cuerpo de Guardia, abierto al público el 12 de septiembre de 1975, fue una obra realizada con el esfuerzo de todos los trabajadores del hospital.

En 1980 se comenzaron a administrar allí las sales de rehidratación oral para el manejo de la enfermedad diarreica aguda. Esta medida contribuyó de modo directo a una notable reducción de la mortalidad infantil por esta enfermedad. Por otra parte, el hospital tuvo una decisiva participación en la erradicación de la epidemia de dengue que azotó la isla en 1981. En ese marco el Comandante en Jefe Fidel Castro visitó en nueve ocasiones nuestra Institución.

El 3 de diciembre de ese año se inauguró el servicio de terapia intensiva, que ha contribuido notablemente a reducir la mortalidad de lactantes, párvulos y niños en edad preescolar y escolar.

En 1983 se escogió la sala Lebredo para brindar el servicio de nefrología, al tiempo que se creó una unidad de hemodiálisis para atender a los pequeños con patología renal crónica. Asimismo entró en funcionamiento una nueva instalación para la consulta externa y se incrementó el número de especialidades pediátricas.

En febrero de 1988 se practicó en el hospital el primer transplante de riñón, el cual marcó el inicio de los más de 100 realizados hasta la fecha, procedentes de donantes vivos y muertos.

El 10 de octubre de 1991 se inauguró la unidad de cuidados intermedios, con una capacidad de 20 camas.

En 2003 se remodeló la sala Guiteras, para convertirla en una nueva unidad de hemodiálisis. Esta medida ha contribuido de modo notable a mejorar la calidad de la atención a los pacientes con afección renal crónica.

En febrero de 2006 se inaugura el centro de mezcla para alimentación parenteral, servicio del cual se benefician pacientes de toda la cuidad.

En 2007 se inaugura la nueva central de esterilización y la cámara de óxido etileno. Este mismo año se remodela el departamento de Imagenología con la entrada en funcionamiento de un equipo de tomografía axial computarizada.

Situación actual

Actualmente la instalación, radicada en la Cátedra de Pediatría de la Facultad “Calixto García”, brinda servicios en casi todas las especialidades pediátricas, con excepción de la de quemados. Dispone de una dotación de 193 camas para los pacientes que requieren ser ingresados.

El Hospital Pediátrico Docente Centro Habana es centro de referencia en esferas como nefrología pediátrica, tuberculosis infantil, enfermedad diarreica aguda, tuberculosis infantil, infecciones respiratorias agudas, fenilcetonuria y otras enfermedades metabólicas, toxicología, fibrosis quística territorial y participa en el programa de asma pediátrica al nivel nacional.

Pocos centros cuentan con una historia tan gloriosa. Los trabajadores de Hospital Pediátrico Docente Centro Habana sienten orgullo de su contribución al desarrollo de la Pediatría cubana, y de ser herederos y continuadores de las páginas escritas en el Hospital “Las Ánimas”.

Poliomielitis

Poliomielitis con parálisis facial

Sarampión

Meningitis tuberculosa