José Martí sobre la Mujer

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Este 8 de Marzo se cumplen 91 años de la primera vez que fue celebrada en nuestro país la Jornada Internacional de la Mujer, acción que tuvo lugar en el local del Centro Obrero de Cuba, y fue disuelta por la policía.

Recordemos que la ternura, la delicadeza y el amor, fueron los sentimientos más íntimos del alma del Apóstol referente al ser femenino. En sus Versos Sencillos escribió “¿De mujer? Pues puede ser/ que mueras de su mordida;/ ¡Pero no empañes tu vida/ Diciendo mal de mujer!”.

Y en el periódico Patria comentó en mayo de 1892: “(…) las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista  el corazón de la mujer, pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño —la obra es invencible”.

Mujeres en la vida de Martí

En la vida de José Julián Martí Pérez varias mujeres tuvieron un papel muy relevante. La primera fue su madre doña Leonor Pérez, a quien quiso y respetó.  En su última carta, vísperas del largo viaje que lo conduciría a la  patria y a la inmortalidad, le confesó: “Yo, sin cesar, pienso en usted. (…). Conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre”.

Su esposa Carmen Zayas Bazán fue un gran amor de su juventud. En 1877 escribió al amigo Manuel Mercado que para emprender e imaginar, para alentar en fe y obrar con brío, la presencia de ella le era indispensable.

En casa de su amigo mexicano Manuel Mantilla conoció a Carmen, compañera de este, de quien comentó a su madre en carta de mayo de 1894: “No he conocido humildad y honradez como la de Carmita”.

Otras mujeres hicieron palpitar el corazón de nuestro Apóstol. Entre ellas ocupa lugar especial María García Granados, la Niña de Guatemala,  joven alumna a la que dedicó  inolvidables versos y fue “la que se murió de amor”. Escribió Martí: “Como de bronce candente, al beso de despedida era su frente: ¡la frente que más yo he amado en mi vida!”.

Amor y delicadeza hacia la mujer

En su continua labor educativa a los niños les inculcaba el amor y la delicadeza hacia el sexo femenino. En la revista La Edad de Oro escribió: “La mujer no es como nosotros, sino como una flor, y hay que tratarla así, con mucho cuidado y cariño, porque si la tratan mal, se muere pronto, lo mismo que las flores”.

Y llegó a lamentar  en La Nación, Buenos Aires, en mayo de 1883, “¿qué será de los hombres, el día en que no puedan apoyar su cabeza en un seno caliente de mujer?”.

Sentimiento martiano sobre la mujer

“No hay milagro/ en el cuento de Lázaro, si Cristo/ llevó a su tumba una mujer hermosa” (Versos Libres, publicados en 1878).

“Sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre”. (Prólogo a Los poetas de la guerra, Patria, 1893).

“La abnegación de la mujer obliga al hombre a la virtud” (La mujer santa, publicado en Patria, abril de 1894).

“Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas” (Carta a María Mantilla, 9 de abril de 1895).

Tomado de: Periódico Trabajadores

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