Dominicana: ante acecho de muerte, necesidad del aborto

Santo Domingo (PL) Una niña dominicana de 11 años de edad llegó al hospital con cinco meses de embarazo; cuatro chequeos prenatales reportaron diversos peligros para su vida; tras una cesárea vinieron sangramientos; la muerte comenzó el acecho.

Hace más de dos semanas, la menor permanece en una sala de cuidados intensivos con una infección en la sangre mientras muchos se preguntan si era necesario el desarrollo de este drama, cuyo desenlace puede ser fatal.

Resulta inaceptable no haber recomendado interrumpir el embarazo a una niña de 11 años, las complicaciones se conocían y ocurrieron, la medicina se basa en evidencias y proteger la salud es su función, expresó la doctora Liliam Fondeur, ginecóloga y feminista.

Desde el punto de vista fisiológico, agregó, el organismo a esa edad se encuentra en período de crecimiento y maduración de los órganos sexuales y del sistema hormonal, no está listo para ser madre.

A esto se suma la agravante de que la pequeña fue violada por un cuñado de 28 años de edad, quien obligó a la víctima a mantener silencio bajo amenaza de muerte, y ahora está en prisión preventiva por tales hechos.

El caso ha dividido las opiniones en esta nación caribeña, donde unos defienden el aborto como salida a futuros males y otros permanecen indiferentes o aferrados a sus conservadores criterios de no realizar el procedimiento en ninguna circunstancia.

De acuerdo con el Código Penal dominicano, está prohibida toda acción que atente contra la vida desde la concepción del feto hasta el final de la existencia de la persona.

Sin embargo, opinan diferentes voces, existen situaciones en las cuales se justifica la interrupción del embarazo como la mejor manera para proteger la vida.

Colectiva Mujer y Salud, el Foro Feminista y la Asociación Dominicana de Periodistas con Perspectiva de Género denunciaron que la ley en su país impida dicho método y se ponga en riesgo la existencia de una menor.

Las tres organizaciones mostraron gran preocupación por la inseguridad de niñas y mujeres con relación a circunstancias que comprometen su derecho a la vida y la integridad personal, y vulneran derechos sexuales y reproductivos.

Hacemos un llamado a la sociedad dominicana, afirmaron, para que en conjunto velemos por la vida de la menor afectada, quien es actual paciente del capitalino Hospital General Plaza de la Salud.

Expusieron que la legislación dominicana, al prohibir de manera absoluta la interrupción del embarazo, sometió a la niña a un trato cruel, degradante e inhumano, y la puso en un hilo entre la vida y la muerte.

Resulta extremadamente arbitrario, recalcaron, que una mujer víctima de violación sexual no tenga en nuestro país el derecho a decidir sobre su vida, su cuerpo y su sistema reproductivo.

Al mismo tiempo, dichas organizaciones demandaron de manera urgente la despenalización del aborto por violación, incesto y cuando corre peligro la vida y la salud femenina.

Obligar a parir a una niña violada, quien pidió una muñeca cuando tuvo un momento de lucidez, es una violación a los derechos humanos y de la niñez, es un acto de tortura que no podemos tolerar, enfatizaron.

Andrés Trinidad, padre de la afectada, comentó a un diario de circulación nacional que de haberse dado cuenta antes del embarazo de su hija hubiese optado por el aborto; pero “el proceso de gestación estaba muy adelantado”.

Era un niño dentro de otra niña, apuntó el hombre al referirse a las razones para la interrupción, aunque se declaró partidario de no practicarla en mujeres sin problemas.

La menor dañada también recibe en estos momentos atención psicológica, y según partes clínicos, evidencia deseos de integrarse nuevamente a sus estudios y al hogar.

Quiero ser médico cuando crezca, le expresó la chica a la primera dama, Cándida Montilla, al recibir la visita de la esposa del presidente Danilo Medina, quien llevó alimentos y artículos de higiene para el bebé.

Estoy segura de que llegarán las dádivas de manos con acceso a los recursos del Estado, y antes del paso de dos años ya se olvidarán de ella y tendrá que arreglárselas como pueda, subrayó Fondeur.

En agosto pasado, la joven de 16 años de edad Rosalba Almonte, enferma de leucemia y embarazada hasta poco antes de su fallecimiento, se convirtió en un símbolo de la lucha entre concepciones opuestas sobre el aborto.

Durante varios días, los médicos enfrentaron presiones para terminar el período de gestación de la paciente, necesitada de un tratamiento de quimioterapia con el objetivo de prolongar su existencia.

Desde el punto de vista científico, en las condiciones de Almonte era necesario el aborto; pero mucha gente se opuso al procedimiento y con ello a las sesiones de quimioterapia.

Las autoridades médicas indicaron que hicieron lo que clínicamente era necesario, con independencia de tantas presiones a su alrededor y en los medios de comunicación masiva.

Hoy es jornada de luto y vergüenza para el país, había conciencia de que el embarazo la ponía en alto riesgo, pero prefirieron arriesgar su vida a realizarle el aborto terapéutico, puntualizó Colectiva Mujer y Salud el día de la muerte de la joven.

A falta de la divulgación completa y transparente de resultados de autopsia, cosa poco probable en esta nación de jerarcas todopoderosos y autoridades miedosas, quizás nunca sepamos a ciencia cierta lo que ocurrió, agregó el grupo.

Entonces, la interrogante continúa siendo la misma: ¿resulta necesario poner en peligro la vida humana en el afán de multiplicar la especie sin tener en cuenta otras consecuencias?

*Corresponsal de Prensa Latina en República Dominicana.

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