LA UNIVERSIDAD Y EL MÉDICO REVOLUCIONARIO

 “Allí donde el arte de la medicina es cultivado, también se ama a la humanidad.”

 Hipócrates

El Sistema de Salud cubano es único y las instituciones pertenecientes al mismo funcionan como un todo, donde la Universidad Médica constituye un componente esencial  del proceso.

 Entre libros, pacientes y sueños transcurre la activa vida de los estudiantes de las Ciencias Médicas: mucho conocimiento que aprender, diversas funciones que ejercer, pero orgullosos y prestos a participar en cualquier tarea. Nuestro contexto está marcado por la entrega personal, familiar y el esfuerzo del Estado Cubano para preparar un profesional altamente calificado que sea capaz de sostener y mejorar los índices de salud en el país.

 Es por ello que se ha estado trabajando en un grupo de acciones que contribuyan a elevar la calidad de la docencia y perfeccionar el proceso de formación de los futuros médicos cubanos entre las que se destacan: garantizar la literatura básica y necesaria para cada estudiante, se han puesto a funcionar los laboratorios de las Ciencias Básicas pre- clínicas, se avanza en la informatización de las instituciones, el mejoramiento del mobiliario docente, así como en la reparación de las residencias estudiantiles y las áreas deportivas.

 Con el propósito de alcanzar las potencialidades del Sistema de Salud en Cuba, convocamos a la reflexión en torno a los desafíos presentes y futuros para la medicina revolucionaria. Impulsar la actualización del Modelo Económico- Social devenido del VI Congreso del PCC, determina en primer orden para los futuros galenos, asegurar desde la formación en las aulas la consolidación del camino trazado por eminentes cubanos de la talla de Carlos J. Finlay, Mario Muñoz Monroy y Ernesto Guevara de la Serna. En este sentido corresponde desde nuestras brigadas establecer discusiones francas, con miradas jóvenes, animosas de llegar a soluciones y respuestas que reflejen nuestro tiempo y nuestra Cuba, que defiendan el valor de la colectividad y esclarezcan los costos inmensos de  acudir a las sillas.

 La fórmula estará siempre en asumir como principio cotidiano brindar los conocimientos y habilidades a la sociedad, alcanzarlos con el estudio cotidiano y mejorar la atención a los pacientes.

 Formar especialistas de la más alta calidad, transita, por depositar en ellos todo el humanismo posible, los más elevados valores éticos, morales, y el más amplio sentido de pertenencia con el bienestar de la familia cubana y el respeto por la vida. Médicos crecidos en la incondicionalidad ante la tarea otorgada por el pueblo, se forman cuando la brigada educa, combate y participa activamente del funcionar de cada escenario docente y asistencial.

 El debate al que pretendemos arribar desde estas líneas, se dirige al rol de la Universidad Médica contemporánea en apoyar la consolidación de las transformaciones del sector, que aportan decisoriamente al desarrollo económico y al bienestar social del país. Deja espacio también para el análisis de la lucha sin tregua contra el fraude académico, la mediocridad y el academicismo.

 La actitud intransigente contra el individualismo en la toma de decisiones personales al pasar por alto el compromiso con su pueblo y los colectivos laborales, conscientes que con ello se  daña la obra construida durante 55 años, impulsada desde lo alegado por Fidel en “La Historia me Absolverá”,  ensombrece los valores más genuinos de los estudiantes, profesionales y trabajadores del sector.

 Estar a la altura de la confianza depositada por el líder histórico de la Revolución cuando señaló “sabemos que nuestra juventud va a luchar contra esos vicios, que luchará contra la indisciplina, contra las irresponsabilidades, contra toda manifestación de corrupción dondequiera que se encuentre; luchará por la calidad y la producción de los servicios, luchará contra el fraude, contra el espíritu de lucro, incluso contra la mala educación, la descortesía, la grosería, y hará suya la bandera de la educación formal de la juventud y de todo el pueblo”, significa en primer orden comprender, asumir y participar desde nuestras aulas en el incremento sostenido  de la satisfacción y confianza del pueblo con nuestros servicios.

Defendamos con pensamiento y acción cuanto enaltezca el Sistema Nacional de Salud y defenderemos con ello nuestra  Revolución.

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