Conservar una buena higiene bucal es sumamente importante para evitar la aparición de carie dental y el mal aliento (halitosis). También es necesario realizar varias acciones que mantengan el buen estado de las estructuras que componen la cavidad oral como la lengua, dientes, encía o gingiva, entre otros. El objetivo es practicar un estilo de vida sano, con costumbres que nos protejan de la aparición de lesiones malignas de origen bucal.
Lo primero es acudir al estomatólogo u odontólogo con una periodicidad no mayor de 6 meses, para fomentar hábitos y estilos de vida saludables que irían de la mano de una apropiada educación para la salud bucal, además de prevenir la aparición temprana de maloclusiones o dientes desalineados y otras patologías.
Someterse con regularidad al autoexamen bucal, lo que permitirá detectar lesiones de color blanquecino o rojizo, o heridas que no sanan oportunamente.
Realizar un correcto cepillado dental después de cada comida es fundamental. Este, previa consulta y supervisión de un profesional, se puede complementar con la utilización de otros medios como dentífricos o cremas ricos en flúor, papaína, aloe y triclosan, para evitar la aparición de enfermedades gingivales y periodontales, carie dental y cambios de coloración en los dientes. Además se puede emplear hilo o seda dental, cepillos interdentales rectos o angulares, sprays y enjuagues bucales; lo que contribuirá a lograr una mejor remoción de la placa dentobacteriana.
También se debe mantener una dieta balanceada o alimentación responsable rica en nutrientes, vitaminas y baja en azucares, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y el tabaquismo y beber alrededor de 1,5 litros de agua diariamente, para mantener hidratados nuestros tejidos intraorales y extraorales.
¡En fin, que el secreto de una buena higiene bucal se encuentra en nosotros mismos!