Descifrando los orígenes del SARS-CoV-2

Los primeros análisis del SARS-CoV 2 indicaron que se trataba de un nuevo betacoronavirus que pertenecía a la misma familia del SARS-CoV y el MERS. Las investigaciones anteriores encontraron que el SARS-CoV se transmitió de gatos de civeta a humanos y el MERS-CoV de camellos y dromedarios a humanos. Asimismo, el SARS-CoV-2 es el séptimo coronavirus que se conoce que infecta a los humanos; el SARS-CoV, MERS-CoV y el SARS-CoV-2 pueden causar una enfermedad grave, mientras que HKU1, NL63, OC43 y 229E están asociados con síntomas leves.
Un estudio publicado en Nature Medicine repasa y compara todos los datos genómicos que se han analizado hasta ahora sobre el nuevo patógeno e hipotetiza sobre los escenarios en los que podría haber surgido: selección natural en un huésped animal antes de la transferencia zoonótica; y selección natural en humanos después de la transferencia zoonótica.

El SARS-CoV-2 no se deriva de ningún esqueleto de virus usado previamente

Descartan el laboratorio

Lo primero que puntualizan los investigadores es que descartan que se trate de un patógeno manipulado en el laboratorio. “El RBD (el dominio de unión al receptor ) de SARS-CoV-2 está optimizado para unirse al ACE2 humano con una solución eficiente diferente a las comprobadas anteriormente”, argumentan en el trabajo, que ha sido elaborado por Kristian G. Andersen, del Departamento de Inmunología y Microbiología, Instituto de Investigación Scripps en Rstados Unidos y sus colaboradores.

Además, si se hubiera realizado la manipulación genética, “se hubieran utilizado, probablemente, uno de los varios sistemas de genética inversa disponibles para los betacoronavirus”, señala el equipo. Los datos genéticos muestran “irrefutablemente” que el SARS-CoV-2 no se deriva de ningún esqueleto de virus usado previamente.

Es probable que los murciélagos sirvan como reservorios para su progenitor

Selección natural en un huésped animal

Los primeros casos identificados en Wuhan (China) estaban vinculados a un mercado de animales, por lo que es posible que hubiese una fuente animal en dicho lugar.

“Dada la similitud del SARS-CoV-2 con los coronavirus similares a los del SARS-CoV, es probable que los murciélagos sirvan como reservorios para su progenitor“. Sin embargo, aunque el virus RaTG13 de los murciélagos Rhinolophus affinis es idéntico al SARS-CoV-2 en un 96 %, su pico diverge en el RBD, “lo que sugiere que puede no unirse de manera eficiente al ACE2 humano”, explican en el estudio.

El pangolín como huésped intermedio

Los pangolines de Malasia importados ilegalmente a la provincia de Guangdong contienen coronavirus similares al SARS-CoV-2 . Aunque el virus RaTG13 sigue siendo el más cercano al SARS-CoV-2 en todo el genoma, algunos coronavirus pangolín exhiben una fuerte similitud con SARS-CoV-2 en el RBD. “Esto muestra claramente que la proteína de pico (S) de SARS-CoV-2 optimizada para unirse a ACE2 humano es el resultado de la selección natural”, añaden los investigadores.

La diversidad de coronavirus en los murciélagos y otras especies se subestima masivamente

A día de hoy no se ha identificado ningún coronavirus animal que sea lo suficientemente similar como para haber servido de progenitor directo del SARS-CoV-2, pero, tal y como señala el estudio, la diversidad de coronavirus en los murciélagos y otras especies se subestima “masivamente”.

Selección natural en humanos

El otro escenario planteado sería selección natural en humanos después de la transferencia zoonótica. Este fenómeno explicaría que una versión no patógena del virus saltaría de un huésped animal a los humanos y evolucionaría a su estado patógeno actual dentro del sujeto.

Las adaptaciones a las características genómicas permiten que la pandemia empiece

El virus adquiría las características genómicas a través de la adaptación durante la transmisión no detectada de ser humano a ser humano. Una vez adquiridas, estas adaptaciones permiten que la pandemia empiece y produzca un grupo de casos suficientemente grande como para activar el sistema de vigilancia que lo detectó.

Los informes preliminares estimaron que el antepasado común al SARS-CoV-2 apareció entre finales de noviembre de 2019 y principios de diciembre de 2019, datos compatibles con los primeros casos confirmados retrospectivamente. “Por lo tanto, este escenario supone un período de transmisión no reconocida en humanos entre el evento zoonótico inicial y su adaptación y replicación en humanos (adquisición del sitio de escisión polibásica)”, según los datos del estudio.

Este escenario es que dio lugar al MERS-CoV. Todos los casos humanos son el resultado de repetidos saltos del virus desde los camellos, produciendo infecciones únicas o cadenas de transmisión cortas que eventualmente se resuelven, sin adaptación a la transmisión sostenida.

La compresión detallada de como un virus aniMal saltó a los humanos ayudará a prevenir futuros eventos zoonóticos

Prevención de futuros eventos zoonóticos

Los investigadores concluyen que la comprensión detallada de cómo un virus animal saltó los límites de las especies para infectar a los humanos de manera productiva ayudará a prevenir futuros eventos zoonóticos. “Por ejemplo, si el SARS-CoV-2 se preadapta en otra especie animal, existe el riesgo de futuros eventos de reaparición. Por el contrario, si el proceso de adaptación se produjo en humanos, incluso si se producen transferencias zoonóticas repetidas, es poco probable que despeguen sin la misma serie de mutaciones”.

Referencia Bibliográfica:

Andersen, KG, Rambaut, A., Lipkin, WI y col. El origen proximal del SARS-CoV-2. Nature Medicine.(2020). https://doi.org/10.1038/s41591-020-0820-9

Fuente: Infomed

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