¿Salud o capricho?

Los especialistas son explícitos cuando de reconstrucción o estética se trata. No es lo mismo lo uno que lo otro, pero atender al paciente en su condición, sea cual fuese, contribuye a su bienestar psicosocial.

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Senos más prominentes, narices más estrechas, cinturas más afinadas, glúteos más o menos abultados, rostros sin arrugas… La lista se hace interminable si alguien desea indagar en los deseos estéticos de mujeres y hombres que quieren mirarse al espejo y descubrirse atractivos y rejuvenecidos.

Se abre el debate entre expertos. ¿Es por capricho o es por salud? Acudir a las técnicas no quirúrgicas de la medicina estética o someterse a una cirugía para sentirnos más conformes con nuestra imagen física puede, incluso, convertirse en una obsesión infinita, pues siempre habrá algo en nuestro cuerpo que estorbe, moleste o deseemos cambiar.

Los especialistas son explícitos cuando de reconstrucción o estética se trata. No es lo mismo lo uno que lo otro, pero atender al paciente en su condición, sea cual fuese, es su razón de ser.

El Simposio Internacional de Medicina Estética y Cirugía, celebrado en La Habana, entre el 11 y el 14 de octubre último, fue el momento propicio para que profesionales cubanos de la salud y alrededor de 200 de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica intercambiaran saberes y prácticas. Ellos, durante cuatro días, se dieron cita en el Centro Internacional de Salud La Pradera, con el auspicio de la Escuela Internacional de Medicina Estética (Eimec), la Fundación Academia de Terapias y Medicinas Complementarias, la Universidad de la Habana, la Comercializadora de Servicios Médicos y el Real Centro Universitario Escorial María Cristina, de España.

Para el doctor Rafael Rodríguez, presidente de la Sociedad Cubana de Cirugía Plástica y Caumatología (subespecialidad dedicada al tratamiento de los pacientes quemados), hablar de capricho o de salud es muy relativo. «La cirugía estética es muy costosa, y aunque en no pocos casos está asociada al deseo del paciente de verse más atractivo, no es menos cierto que incide en ese equilibrio bio-sico-social del concepto de salud que define la Organización Mundial de la Salud».

Quitarse una arruga no constituye una urgencia médica, pero puede considerarse un problema de salud por el hecho de que la persona está inconforme con su imagen, y tal vez su salud emocional, su estado sicológico esté afectado, agrega el cirujano plástico, quien prefiere nombrar a su especialidad como la rama quirúrgica de la siquiatría.

«Las nuevas generaciones están signadas por una dinámica y un contexto de vida diferente al de las generaciones como la mía, y es muy difícil que una joven se aleje de los cánones de belleza existentes y que pueda enajenarse de la competitividad que se multiplica en la sociedad actual. A veces la imagen, incluso, impide o no que se logre alcanzar un puesto laboral.

«Ciertamente cualquier persona puede someterse a una cirugía plástica, pero en Cuba, donde el modelo económico es particularmente diferente al de otras naciones y no es un negocio la realización de procederes estéticos, establecemos prioridades, además de que diferenciamos entre lo que es una reconstrucción, como la que necesitaría una mujer operada de cáncer de mama, por ejemplo, y lo que es un requerimiento estético para unas orejas en alza o una liposucción».

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El cirujano plástico que labora en el hospital Hermanos Ameijeiras, de la capital, insiste en que existen criterios generales y específicos para someter a un paciente a una cirugía estética que, como toda intervención quirúrgica, entraña riesgos.

«Lo más importante es que el paciente no tenga ningún trastorno o enfermedad mental ni alguna enfermedad crónica no transmisible descompensada. Luego, cada cirugía requiere criterios de selección específicos».

Rodríguez subraya que lo más preocupante es el intrusismo profesional. «Lamentablemente, no pocas personas que no son médicos y que, por lo tanto, carecen de nuestros conocimientos, se lanzan a aplicar productos y a realizar, no cirugías, pero sí técnicas de la medicina estética que también conllevan riesgos. Carecemos de una legislación que regule estas conductas, por lo que es vital que las personas comprendan que en manos de los profesionales de la salud está su seguridad».

Más bonitos, ¿más saludables?

Técnicas no quirúrgicas, como los hilos tensores (rejuvenecimiento con efecto natural), los fillers (arte y ciencia en la remodelación facial), la inyección de toxina botulínica, el lipopilling facial (reposición natural de los volúmenes) y la bioestimulación facial, entre otras, integran la medicina estética.

Se trata de un conjunto de procedimientos que no son invasivos para el organismo y que pueden ser aplicados de manera periódica con la intención de prevenir el envejecimiento, a los que se suma la medicina integrativa o del bienestar, relacionada con la analgesia acupuntural, la ozonoterapia, la tecnología de células madres, entre otras.

El tratamiento de la toxina botulínica está signado por muchos prejuicios infundados, a partir de su incorrecta aplicación, explica la médica estética Melvis Anaya, quien precisa que no pocos arguyen, erróneamente, que provoca parálisis facial o que afecta la expresión.

«Una vez que aparecen signos de envejecimiento, como los llamados surcos y arrugas, se puede aplicar esta técnica con las dosis correctas, y desaparecen no solo las existentes, sino que se previene el surgimiento de otras. Por tanto, puede ser aplicada a cualquier edad, aunque la aparición de estos signos es más común a partir de los 30 años, por el propio proceso natural de envejecimiento, dado por la contracción de los músculos.

«A veces se aplica en edades más tempranas en el caso de que alguien, debido a una constante exposición al sol o por una inadecuada alimentación, ya presente los signos. En todo caso, la toxina botulínica es una técnica de duración temporal, que atenúa las marcas del envejecimiento y que con una buena preparación del personal que la ejecuta, ofrece resultados satisfactorios», añade.

Anaya insiste en que sentirse conforme con la imagen también favorece que se goce de buena salud. «Mirarse al espejo y sentirnos a gusto con lo que vemos eleva nuestra autoestima, favorece la toma de decisiones, nos incentiva a vivir nuevas experiencias y, sicológicamente, hace que nos sintamos bien».

Carlos Alberto Ferrarini, cirujano plástico italiano, defiende la tesis de que todo aquello que contribuya al bienestar de una persona favorece su buena salud. «Sentirse bien con uno mismo es esencial para ser saludables, y en no pocos casos está relacionado con la conformidad de nuestro aspecto físico».

Respetar los protocolos de trabajo establecidos es la clave para obtener excelentes resultados. «Toda cirugía conlleva riesgos, pero en estética son mínimos, fuera de los comunes a otras intervenciones, como los sangrados, la mala cicatrización y la sepsis. Si se trata de técnicas no quirúrgicas, como las que promueve la medicina estética, entonces el riesgo se reduce a simples hematomas porque los productos que se emplean son reabsorbibles».

Ferrarini aboga por intercambios teórico-prácticos entre profesionales del sector de la salud, y aprueba la exigencia de la homologación de títulos en los diferentes países. «No cualquiera puede realizar procederes con fines estéticos sin ser médico, y eso es una condición que, por ejemplo, en todos los países de Europa se respeta».

El mexicano Luis Mauricio Álvarez Covarrubias, doctor en Medicina Estética y director de la Clínica de la Cicatriz en su país, se niega a ser un promotor de las cirugías estéticas. «En lo personal, prefiero a la mujer y al hombre en su estado natural, de acuerdo con su edad, y valorar la cirugía estética cuando realmente haya una razón necesaria y se tenga una edad prudente».

En caso de que se acuda a un profesional de la salud para solicitar una cirugía estética, lo recomendable es ir en busca de aquel que se ha especializado en lo que se busca.

«Los cirujanos que dicen hacer de todo entonces no son expertos en nada. La experiencia es lo que asegura que no cometas errores ni que dejes imperfecciones en tu trabajo. Si realizas 50 cirugías al mes de todo tipo, digamos, de nariz tres, serían 30 al año, sumando 300 en diez años, pues esa cifra no te da la experticia en nariz y siempre habrá defectos e insatisfacciones».

Álvarez se especializa en el tratamiento a las cicatrices en cara, busto, abdomen y glúteos, fundamentalmente luego de cirugías, quemaduras, accidentes y producto del acné. Para ello emplea la dermoabrasión (procedimiento quirúrgico que suaviza la piel), la infiltración, la curación húmeda (favorece la formación del nuevo tejido manteniendo la humedad del exudado de la herida) y el pilling (elimina las células muertas y la suciedad de la piel del cutis), entre otras técnicas.

«Una cicatriz puede limitar el movimiento en algunas partes del cuerpo, puede provocar dolor, y mientras no exista una implicación médica en el tratamiento de la cicatriz, procedo».

Medicina regenerativa, una necesidad

El rejuvenecimiento vulvo-vaginal fue uno de los temas más llamativos en el programa del Simposio Internacional de Medicina Estética y Cirugía, y la médico estética portuguesa Isabel Hermenegildo, especialista en Ginecología Estética Funcional, expuso sus resultados en el uso del ácido hialurónico para la voluminización y reparación de la vulva y la vagina, la laxitud de los tejidos y el incremento de la sensibilidad genital, entre otros procedimientos.

«Una vulva y una vagina bonitas pero no funcionales no tienen sentido. Hacemos medicina regenerativa en mujeres en la menopausia, en aquellas con cicatrices por episiotomías luego de un parto natural, en mujeres con tumores, con fallos en la lubricación, con disminución en las dimensiones del canal vaginal, entre otros motivos. No es el hecho de lucir atractivas lo que las lleva a la consulta sino una necesidad.

«En algunos casos atendemos a niñas si sufren de la patología del liquen escleroso. Es difícil de diagnosticar, a veces sienten dolor interno, se despiertan en la noche con dolor, y con pequeños puntos arreglamos este problema.

«Consultamos a adolescentes que reciben terapia con retinoides por el acné, lo que incide en la lubricación, y aunque sea una secuela temporal de ese tratamiento, podemos ayudarle».

Lo novedoso en el Simposio, y muy útil para el trabajo que realiza la doctora Hermenegildo es la carboxiterapia, a partir del empleo de un equipo que permite calentar el gas para el tratamiento de las mucosas vaginales y orales.

«Este es un equipo que ya está distribuido entre 12 y 15 países en Europa, además de Dubái, Argelia, Egipto, Marruecos, Catar. Queremos abrir el mercado en América Latina y vemos un mercado emergente en Cuba», comenta Pol Soms Irazola, especialista de exportaciones en Skymedic.

La doctora Hermenegildo aprueba el uso de este equipo que permite además, cambiar el protocolo en la medida en la que se trabaja con la paciente.

Artículo escrito por: Ana María Domínguez Cruz

Tomado de Juventud Rebelde

 

 

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