La fiebre chikungunya, transmitida por mosquitos y con síntomas similares al dengue, se propaga con rapidez por el Caribe, donde, tan sólo seis meses después de haberse registrado por primera vez, ya ha sido detectada en más de veinte países, con 4.800 casos confirmados y hasta 165.000 sospechosos.
Además, y ante el próximo comienzo de la época de lluvia en la región, mantiene en alerta a otros países del continente, como EE.UU., donde se han detectado 80 casos (25 sólo en Florida) de personas que contrajeron el virus estando de viaje en el Caribe, pero aún no se han registrado contagios locales.
También se han detectado lo que se conoce como “contagios importados” en Venezuela (2), Panamá (2), Brasil (7), Chile (2) y Cuba, país este último donde el Ministerio de Salud Pública confirmó este miércoles seis casos de personas que contrajeron el virus en Haití y República Dominicana, donde la chikungunya afecta ya a decenas de miles de personas.
Otros países del continente también han activado mecanismos de prevención, como Colombia, al tiempo que se ha detectado incluso en El Salvador, que no es un país ribereño del mar Caribe, pero que está en alerta tras haber contabilizado 1.119 casos.
El virus, para el que no hay vacuna ni tratamiento específico, es endémico en el sudeste asiático, África y Oceanía, pero a América no había llegado hasta el pasado diciembre, cuando se detectó en la parte francesa de San Martín.
Desde entonces se ha propagado por el Caribe, hasta superar -según la Organización Panamericana de la Salud- los 165.000 posibles casos de una fiebre que muy raramente resulta mortal y que se trata sintomáticamente igual que el dengue, pues también causa fiebre y dolores en articulaciones durante días, aunque en ocasiones se pueden prolongar por semanas e incluso meses.
Según el recuento de la Agencia de Salud Pública Caribeña (CARPHA, en inglés), los más afectados hasta el momento son Martinica, con 1.515 casos confirmados, y Guadalupe, con 1.328, aunque se sospecha que unas 35.000 personas en cada uno de esos países podría haber contraído el virus.
Se entiende por caso “sospechoso” el que no ha sido comprobado por laboratorio pero presenta los correspondientes síntomas y se corresponde con gente que ha coincidido en entornos donde sí se han confirmado casos en las mismas fechas.
Aunque la CARPHA no ofrece cálculos sobre el número de casos sospechosos y muertes relacionadas, la Organización Panamericana de la Salud, que tiene datos menos actualizados, habla de 166.000 posibles casos en toda la región y de 14 fallecimientos: 9 en Martinica, 3 en San Bartolomé, 1 en República Dominicana y 1 e Guadalupe.
También preocupa la situación en la isla de La Española, ya que en República Dominicana se han confirmado sólo 18 casos, pero se sospecha de un total de 77.320, y en Haití, se han contabilizado 14 pero se cree que puede haber hasta 11.802.
Otros países de la región con más de un centenar de casos confirmados son Dominica (129), la Guyana francesa (318) y San Bartolomé (142).
En la parte francesa de San Martín se han confirmado hasta el momento 793 casos y se sospecha de otros 3.380, mientras que en la zona holandesa se han contabilizado 343 enfermos y no se dispone de datos de otros posibles afectados.
Además, los CDC anunciaron hoy que en Puerto Rico se han confirmado 23 casos de transmisión local, aunque las autoridades locales han contabilizado un total de 77 muestras que han dado positivo en las primeras pruebas.
Igualmente se han detectado contagios en Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Barbados, las Islas Vírgenes británicas y estadounidenses, Guyana, Puerto Rico, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Turcas y Caicos y Venezuela.
El virus se propaga por medio de la picadura de los mosquitos aedes aegypti y aedes albopictus (responsables también de la transmisión del dengue), que al picar a una persona con el virus, se infecta y, tras un periodo de incubación, se lo pega a otras personas a las que pica.
Por ello, la primera recomendación para todo el que viva o viaje a zonas afectadas consiste en tratar de evitar picaduras con ropa de manga larga, repelentes y permaneciendo en la medida de lo posible en recintos cerrados o cubiertos por mosquiteras.
Igualmente, se insiste en la importancia de vigilar la formación de criaderos, especialmente ahora que llega la época de lluvias en buena parte de la región.
Fuente: Cubadebate