“Hijo” de la medicina cubana cumplió cinco años

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Ni el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, ni la ausencia de los llamados medicamentos de última generación, por no llegar desde el país del norte, impidieron que Bartolito, el niño avileño de menor tiempo de gestación y más bajo peso al nacer en la historia de la provincia, celebrara sus cinco años de edad el pasado jueves.

Lázaro Bartolo Santos González, quien vi­no al mundo con 780 gramos de peso (me­nos de dos libras) y a solo 26 semanas de gestación, fue atendido desde el principio en la Sala de Neonatología del hospital provincial do­cente Doctor Antonio Luaces Iraola, centro donde permaneció durante 199 días, primero por el bajo peso y, después, por insuficiencia cardíaca.

“El parto prematuro se originó —explica Kenia González Rodríguez, madre del infante— por una preeclampsia grave que, de no controlarse, pudiera haber provocado mi muerte. Por eso la medida más efectiva fue interrumpir el embarazo.
“Fueron momentos difíciles, con etapas de­presivas muy fuertes, y solo pudimos su­perarlas por la atención de los médicos y las enfermeras. Todo el mundo luchó por salvarlo y aquí está.

“Como el niño es sordo, cursa el preescolar en la escuela especial Águedo Morales Reina, donde las maestras Yanet y Marvely lo educan, y hasta nos enseñan a él y a mí el lenguaje de señas para comunicarnos mejor”.

De acuerdo con especialistas consultados, fue un recién nacido extremadamente inmaduro, con una supervivencia excepcional aun en países desarrollados, de ahí que los cuidados in­cluyeran técnicas de ventilación no invasivas, alimentación con leche materna y la aplicación de fármacos de alto precio en el mercado internacional, algunos obtenidos en Cuba como el surfacén, cuya producción se vio obligada a asumir el país desde hace años, luego que el bloqueo norteamericano prohibiera la entrada de medicamentos similares.

En medio de la celebración, Kenia Gon­zález Rodríguez, confesó a Granma que Bar­tolito —como se le conoce cariñosamente— goza de excelente salud y reconoció que la entrega hu­mana del personal médico que lo atendió superó todas las afecciones y do­lores de la familia. “Siempre estuvieron a nuestro lado, muy especialmente los doctores Fer­nando Fernández Romo, jefe del servicio de Neonatología del hospital avileño, y la pediatra Anaiskra Meisoso, a quienes consideramos pa­drinos del niño”.

La existencia de Bartolito es motivo de fe­licidad familiar y orgullo de la medicina avileña, con alta calificación profesional y hu­manismo sin límites, como es característico en el sector de la Salud en Cuba.

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