En el Día Mundial del SIDA, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recalca que la generalización del tratamiento antirretroviral a todos los VIH-positivos es fundamental para poner fin a la epidemia de sida en una generación.
Margaret Chan, Directora General de la Organización considera que «la consecución del Objetivo de Desarrollo del Milenio de revertir la epidemia del VIH antes de la fecha límite fijada en 2015 es un logro increíble que demuestra el poder de la acción nacional y la solidaridad internacional».
El mayor uso del tratamiento antirretroviral (TAR) ha dado lugar a un claro descenso en la mortalidad por sida. Paralelamente, la creciente eficacia de las actividades de prevención ha permitido reducir la cifra de nuevos infectados. De acuerdo con un nuevo informe de la OMS, desde que la epidemia alcanzó un máximo en 2004 el número de fallecimientos por la enfermedad se ha reducido en un 42% y se han salvado cerca de 7,8 millones de vidas en los últimos 15 años. Además, desde el cambio de siglo ha disminuido en un 35% el número de nuevos infectados.
Los progresos más marcados en los últimos 15 años gracias al TAR se han logrado en la Región de África: si, a principios del presente siglo, solamente estaban en tratamiento 11 000 personas, está cifra ha aumentado hasta más de 11 millones. En la actualidad, la probabilidad de recibir este tratamiento es mayor para los VIH-positivos que viven en África que para los que se encuentran en la mayoría de las demás regiones. De acuerdo con las cifras mundiales correspondientes a junio de 2015, casi 16 millones de personas de los 37 millones infectados por el VIH toman medicamentos antirretrovirales.
Duplicar el acceso a las pruebas de detección y el tratamiento antirretroviral
En la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en septiembre, los dirigentes mundiales aprobaron un nuevo conjunto de objetivos y metas de desarrollo sostenible, entre ellos un llamamiento a poner fin a la epidemia de sida en 2030. Los primeros pasos necesarios para lograrlo son conseguir una reducción en un 75% de la cifra de nuevos infectados y duplicar el número de pacientes tratados con antirretrovirales para 2020.
Los resultados de un estudio publicado el presente año han confirmado que los VIH-positivos que empiezan a tomar antirretrovirales poco después de infectarse –es decir, antes de que el virus debilite su sistema inmunitario– tienen mayor probabilidad de mantener una buena salud y un menor riesgo de contagiar a sus parejas. Basándose en estos datos, la OMS recomendó en septiembre el TAR para todos los VIH-positivos.
A fin de ayudar a los países a aplicar la recomendación de tratar a todos los infectados, la OMS presenta ahora un nuevo conjunto de recomendaciones que explican cómo proporcionar el TAR a todos los pacientes de un modo rápido, eficaz y directo.
Algunas de estas recomendaciones son: el uso de nuevos enfoques para la detección de la infección, como la realización de pruebas fuera de los centros sanitarios o por el propio individuos para aumentar el número de persona que saben que están infectados; el inicio rápido del tratamiento cuando se diagnostica la infección; la posibilidad de ofrecer un TAR fuera de los centros sanitarios, y la reducción de la frecuencia de las visitas al médico para las personas que llevan tiempo en situación estable gracias al TAR. Además, se hace hincapié en la importancia de ampliar el acceso a las pruebas de determinación de la concentración vírica y en las nuevas clases de fármacos antirretrovirales.
La Dra. Winnie Mpanju-Shumbusho, Subdirectora General de la OMS, señala que “la OMS aplaude el esfuerzo de los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones que han permitido ofrecer TAR en las situaciones más complejas. La nueva recomendación de ampliar la TAR a todos los VIH-positivos es un llamamiento a intensificar esta labor».
La prevención de nuevas infecciones
La reducción del número de nuevos infectados sigue siendo uno de los pilares de la aspiración de poner fin a la epidemia de sida. Recientemente está suscitando una preocupación creciente la desaceleración e, incluso, la inversión de la tendencia a la baja del número de nuevas infecciones en algunos países y entre algunos de los grupos poblacionales más afectados. Como indica la Dra. Mpanju-Shumbusho, «debemos desplegar todos los medios para reforzar las actividades de prevención contra la infección por VIH. El sector sanitario puede y debe desempeñar un papel central».
En los últimos cinco años, unos 10 millones de varones africanos se han sometido voluntariamente a la circuncisión médica, un procedimiento que reduce en un 60% el riesgo de infectarse por el VIH. Además, se están empleando nuevos métodos preventivos, entre ellos el uso de antirretrovirales para ayudar a las personas con alto riesgo de contraer el VIH.
La OMS recomienda esta práctica, conocida como «profilaxis previa a la exposición», como opción complementaria para mejorar la prevención integral de las personas con mayor riesgo de infección. Otras recomendaciones son la concienciación para lograr cambios de conducta, el uso regular de preservativos masculinos y femeninos y los programas preventivos para los grupos poblacionales más expuestos, como los programas de reducción de daños para los consumidores de drogas.
Los mismos fármacos que evitan que los VIH-positivos se enfermen pueden prevenir la transmisión del virus de las embarazadas a sus hijos. De acuerdo con los datos obtenidos en 2013, de los 22 países en los que se produce el 90% de las nuevas infecciones, ocho han conseguido reducir en más del 50% el número de niños que contraen la infección desde 2009, y otros cuatro están cerca de lograrlo.
¿Cuáles son los ingredientes del éxito?
Algunos países de ingresos medianos y bajos han realizado progresos considerables en su esfuerzo por ofrecer el acceso universal a los servicios de lucha contra el VIH: en 12 países, al menos el 60% de los VIH-positivos saben que están infectados y toman un TAR. Los principales ingredientes del éxito de la lucha contra el VIH en estos países son la responsabilización e implicación nacionales, el mayor esfuerzo de los servicios de lucha contra el VIH para abarcar las regiones y poblaciones más afectadas de acuerdo con datos fiables y la simplificación de los servicios de prevención y tratamiento.
Como recuerda la Dra. Mpanju-Shumbusho, «debemos mantener la sensación de urgencia que predominó durante los años en que la enfermedad se cobró más vidas. El VIH sigue siendo un grave problema para la salud pública que pone de manifiesto las deficiencias de los sistemas sanitarios y la ausencia de cobertura sanitaria universal. Será fundamental superar estos problemas para cumplir con las nuevas metas mundiales de la lucha contra el sida».
Fuente: OMS