Las células cancerosas se separan a menudo de los puntos originales en los que han estado residiendo y circulan a través del torrente sanguíneo, lo que les permite formar nuevos tumores en cualquier otro lugar del cuerpo.
Detectar estas células podría proporcionar a los médicos una nueva forma de predecir si los tumores de los pacientes harán metástasis, o vigilar cómo responden al tratamiento, pero hallar estas células extremadamente raras ha resultado ser muy difícil, debido a que podría haber apenas de 1 a 10 de tales células en una muestra de 1 mililitro de la sangre del paciente.