El terpeno (un lípido natural presente en muchas plantas) se ha mostrado como una importante ayuda para evitar lo que los cardiólogos denominan daño por reperfusión.
Este consiste en el deterioro del corazón producido no por un infarto (en el fondo, un taponamiento de un vaso sanguíneo), sino por la vuelta de la circulación tras desatascar los capilares. El fenómeno fue descrito por Rosenkraz y Buckberg en 1983como “los mecanismos que disminuyen el éxito e inclusive producen alteraciones funcionales y estructurales durante el restablecimiento del flujo sanguíneo en una arteria coronaria previamente ocluida”.
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