INHEM: por una mejor nutrición e higiene en Cuba

Evidencias científicas apuntan que la cuarta parte de la población mundial padece anemia, debido en la mayoría de los casos a la baja ingestión de alimentos ricos en hierro (ferropenia). Solo en América Latina, cerca del 25% de los niños sufren esta enfermedad. Aunque con índices muy discretos, Cuba no constituye una excepción. La carencia de hierro figura en la Isla como principal causa de anemia en mujeres en edad fértil, embarazadas y lactantes, así como también en menores de cinco años.

Por tal motivo, la prevención de ese padecimiento resulta prioridad para el sistema cubano de salud pública, con el desarrollo de programas de intervención, especialmente en grupos poblacionales de mayor vulnerabilidad. Entre estas acciones destaca la fortificación con hierro y zinc de la leche para menores de un año, al igual que la harina de trigo y el puré de frutas (la llamada compota), alimentos enriquecidos con micronutrientes necesarios para el organismo.

Estos programas de sensible impacto social son posibles hoy en gran medida por la labor del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos, centro de referencia del Ministerio de Salud Pública (Minsap) de Cuba para el estudio de la seguridad alimentaria y nutricional.

La entidad rectora del estudio científico de enfermedades relacionadas con la alimentación arriba a sus 30 años de fundada con nuevos bríos y fortalezas, tras ser fusionada en abril último al Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM), como parte del reordenamiento que acomete el gobierno cubano en el sistema empresarial y presupuestado.

En conversación con Cuba Contemporánea, Disnardo Raúl Pérez González, director general del INHEM, subrayó que el objetivo clave para la institución es contribuir cada día al mejoramiento de la salud de la población cubana, a través del desarrollo de la higiene, la epidemiologia, la microbiología y la nutrición.

Para ello, el centro propone e impulsa actividades de ciencia, tecnología e innovación en esos campos; garantiza la formación y especialización de profesionales, técnicos y estudiantes; y oferta servicios científico-técnicos de valor añadido.

Sobre esta última función, el especialista de II Grado en Epidemiologia enfatizó en los análisis para autorizar la inscripción y renovación en el Registro Sanitario de alimentos, cosméticos, artículos para aseo personal, limpieza del hogar, juguetes y tecnologías empleadas en el tratamiento de aguas, entre otros. “Nuestra institución es la autoridad competente en el territorio nacional para aprobar que estos productos -ya sean locales o importados-, son aptos para el uso y consumo humano, por lo que no serán comercializados hasta tanto estén registrados”, aclaró.

La evaluación del estado de nutrición por indicadores antropométricos, bioquímicos, dietéticos y clínicos, figura también entre las prestaciones que ofrece el INHEM a entidades interesadas en mejorar la calidad de vida y rendimientos de sus trabajadores, a partir de una adecuada alimentación.

En sus laboratorios de microbiología, química y toxicología y bioquímica, equipados con tecnología de avanzada, se analiza la presencia en el aire, los alimentos y el agua de sustancias que pudieran enfermar al hombre y dañar al ambiente. También determinaciones en fluidos biológicos humanos con propósitos preventivos y clínicos.

Pérez González, quien también es especialista de I Grado en Organización y Administración de Salud, resaltó los proyectos que hoy desarrollan dirigidos en lo fundamental al sector no estatal, ávido de asesoría técnica y especializada en temas de vital importancia como la inocuidad de los alimentos.

Especial atención tiene dentro de las líneas de investigación del Instituto la vigilancia alimentaria y nutricional a través de sistemas de monitoreo y evaluación en grupos vulnerables. En este sentido, subrayó la participación del INHEM en programas relacionados con la alimentación en círculos infantiles, centros educacionales y de salud, entre estos, el de la merienda escolar.

Hoy en día, el sobrepeso y la obesidad son problemas que van en ascenso en Cuba, como en el resto del mundo, y que constituyen factores de riesgo para enfermedades cancerígenas, cerebrovasculares y cardiopatías. Por ello, entre los principales frentes del INHEM figura la lucha contra la obesidad, mediante programas enfocados en elevar la cultura alimentaria desde edades tempranas.

Las Recomendaciones nutricionales para adultos con sobrepeso corporal y las Guías alimentarias para niños menores y mayores de dos años, son solo algunas de las publicaciones diseñadas especialmente para contrarrestar ese flagelo. También se han formulado métodos participativos para adolescentes de educación nutricional, en aras de sensibilizar y estimular el consumo de hortalizas en estos grupos.

Por estas acciones, otra de las funciones clave del INHEM es “asesorar al Minsap y a la dirección del país en el diseño de políticas públicas para la conducción de esos proyectos de salud y el enfrentamiento a contingencias epidemiológicas”, añadió el investigador de la Academia de Ciencias de Cuba y profesor auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.

Para el desarrollo de sus funciones, el instituto cuenta hoy con un personal de alta calificación y vasta experiencia en temas relacionados con nutrición, inocuidad de alimentos, estudios de factores de riesgo y salud ambiental.

Tomado de Cubacontemporanea