Escrita por: DrC. Ricardo Hodelín Tablada
La primera referencia del Profesor José Rafael Estrada González la tuve en Santiago de Cuba, cuando yo era estudiante de Medicina y comencé la ayudantía en Neurocirugía. El Dr. Rafael Domínguez, especialista con el cual realizaba las guardias médicas, me insistió en la necesidad de aprender Neuroanatomía y fue categórico cuando expresó: “estudia por el libro de Estrada y Pérez”. Días después obtuve el libro del Profesor Alberto Cobián, mi profesor de Psicología, que fue muy elogioso sobre el texto, desde entonces me di cuenta que era sin dudas un libro básico para todo el que se adentraba en el mundo de las Neurociencias. Ya el propio Domínguez me había comentado los sólidos conocimientos del Profesor Estrada, “le dicen el Neuroman”, subrayó.
Claro que cuando llegué al Instituto de Neurología y Neurocirugía -el Neurológico como le decimos- tenía muchas motivaciones para conocerlo y fue el Profesor Francisco Goyenechea quien me llevó una tarde a su oficina del segundo piso. Tocó a la puerta y le dijo: “Estrada, el joven es un residente de Santiago de Cuba y quiere conocerte”. Me impresionó su elegancia en el vestir donde se distinguía una corbata azul y recuerdo perfectamente que me saludó muy atento, me preguntó por mis intereses en la especialidad y dos días después quedé gratamente sorprendido al llamarme por mi nombre para que opinara en la discusión de caso. De esas discusiones, recuerdo la calidad con que realizaba el interrogatorio, la destreza en el examen neurológico y su capacidad para integrar con facilidad los conocimientos y ubicar la lesión en un sitio exacto del sistema nervioso; además, insistía en la formación de nosotros los residentes de forma integral en las Neurociencias, no había diferencias entre los residentes de Neurología, Neurocirugía o Neurofisiología, a todos nos preguntaba y nos enseñaba por igual.
En las mañanas después de la entrega de guardia se impartían las conferencias magistrales de los diferentes cursos. Un día el docente designado no pudo asistir y recuerdo que el Profesor Estrada interrogó al Vicedirector Docente, Dr. Luis Zarrabeitia, sobre el tema que correspondía y comentó: “vamos a irle diciendo algo a los muchachos para aprovechar el tiempo”. Se paró, fue hacia la pizarra y con precisión sorprendente desarrolló la conferencia de cerebelo, aquello nos impactó a todos, tenía un conocimiento exacto de la Neuroanatomía. En ocasiones entraba al salón de operaciones y se quedaba observando detrás de los cirujanos, hasta que terminaba el caso.
Era de carácter afable, conversador, nos incentivaba a la lectura y nos prestaba sus libros. Uno de ellos, Neurología Infantil del Dr. Ignacio Pascual Castroviejo, autografiado por el autor, que además era su amigo personal, pasó de mano en mano por cada uno de los residentes. En ocasiones, Estrada preguntaba quien tenía el libro y orientaba que los comentarios que aprendíamos de los textos los escribiéramos en las historias clínicas y así se podían fundamentar las discusiones diagnósticas y aumentar el valor científico de ese importante documento legal.
Su libro Neuroanatomía Funcional, escrito en coautoría con el profesor Jesús Pérez, se publicó por primera vez en el año 1969 y ha tenido tres ediciones y seis reimpresiones, la última en el 2005, lo que sin dudas es un buen aval para un libro de temática especializada y habla a favor de la aceptación que ha tenido entre los lectores. Este texto ha cumplido con creces el interés declarado por sus autores en el prólogo “lograr una obra necesaria, así como también agradable”.
En el año 1976 publicó otro libro, Polirradiculoneuritis aguda de causa desconocida (Síndrome de Landry-Guilain-Barré-Strohl), fue el primero en el país que abordó la Neuroplasticidad y escribió un interesante folleto sobre el tema. Asimismo se preocupó por la alta prevalencia de ataxias hereditarias en la provincia de Holguín.
En su interés constante por trasmitir los conocimientos de forma amena y comprensible, fundó en la década del 70 el Boletín de Neurología y Neurocirugía. Años después en 1988, coordinó el libro Temas de Neurología para la Práctica Médica, Tomo I, donde varios profesores del Neurológico reportaron sus experiencias. En la presentación Estrada escribió: “queremos lograr objetividad, sencillez y actualidad en el enfoque temático para esquivar el esquematismo y la simplificación”. Su intención era publicar otros tomos, idea que finalmente no cristalizó. Los artículos del ilustre neurocientífico aparecieron en múltiples revistas.
En Cuba publicó en el Boletín de Neurología y Neurocirugía, en las Revistas Cubanas de Higiene y Epidemiología, de Medicina, de Investigaciones Biomédicas y de Cirugía y en el extranjero en la Revista de Neurología de España, Excerpta Medica, J Neurol Sci y Acta Neuropathol, por solo citar algunas.
Aficionado al béisbol y como había nacido en La Habana el 23 de agosto de 1921, defendía a los Industriales; sin embargo, más de una vez le escuché al término de la entrega de guardia, felicitar a los seguidores de otro equipo por el juego ganado la noche anterior.
Dirigió desde su fundación el 23 de enero de 1962 el Hospital Neurológico, que luego el 25 de noviembre de 1966 se inauguró como Instituto de Neurología y Neurocirugía. Allí reunió a un destacado colectivo de neurocientíficos, los fundadores de la Escuela Neurológica Cubana. En el orden científico académico atesoró los máximos galardones: Doctor en Ciencias Médicas, Especialista de 2do Grado en Neurología, Profesor Titular, Investigador Titular, pero lo que más lo caracterizaba eran su sencillez y su modestia.
Los últimos días de su vida los pasó en el Neurológico, allí al lado de su propia oficina le habilitaron un cuarto donde descansaba un poco, recibía sus medicamentos y seguía trabajando. Falleció el 31 de marzo de 1991, ese mismo día en la noche llegó el Dr. Luis Simón Cantón, su compañero de años y fui testigo de lo mucho que sintió no poder compartir las últimas horas del eminente colega.
Los que fuimos sus alumnos lo admiraremos siempre por sus elevados conocimientos científicos, por su maestría pedagógica y sobre todo por el cariño que supo ganarse entre nosotros. Recordar al profesor Estrada en el vigésimo aniversario de su desaparición física es honrarlo, porque como dijo José Martí, honrar honra.
Dr.C.Ricardo Hodelín Tablada
Especialista de 2do Grado en Neurocirugía
Hospital Provincial Clínico Quirúrgico “Saturnino Lora”