Promoción para la Salud

EL CUERPO DEL FUMADOR

1. Caída del cabello El tabaco debilita el sistema inmunitario y hace que el organismo sea más vulnerable a enfermedades como el lupus eritematoso, que puede ocasionar la caída del pelo, así como la aparición de úlceras bucales y de erupciones en la cara, el cuero cabelludo y las manos.
2. Catarata Se considera que el tabaco causa o agrava varias afecciones oculares. El porcentaje de personas con catarata, una opacificación del cristalino que impide el paso de la luz y puede causar ceguera, es un 40% mayor entre los fumadores. El tabaco provoca la aparición de cataratas por dos mecanismos: la irritación directa de los ojos y la liberación en los pulmones de sustancias químicas que llegan a los ojos a través del torrente sanguíneo. El consumo de tabaco también se asocia con la degeneración macular relacionada con la edad, una oftalmopatía incurable causada por el deterioro de la zona central de la retina, llamada mácula. En esta zona se enfocan las imágenes, lo que nos permite leer, conducir vehículos, reconocer rostros o colores y apreciar los detalles de los objetos.
3. Arrugas El tabaco provoca un envejecimiento prematuro de la piel debido al desgaste que ocasiona de las proteínas que le confieren elasticidad, así como a la depleción de vitamina A y la reducción del riego sanguíneo que sufre el tejido. Los fumadores tienen una piel seca, áspera y surcada por arrugas diminutas, especialmente en torno a los labios y los ojos.
4. Pérdida de oído El tabaco hace que se formen placas en las paredes de los vasos sanguíneos, con la consiguiente reducción del riego del oído interno. Por ello, los fumadores pueden perder oído a edades más tempranas que los no fumadores y son más vulnerables a esa complicación en caso de infección del oído o exposición a ruidos intensos. Asimismo, los fumadores son tres veces más propensos que los no fumadores a padecer infecciones del oído medio que pueden acarrear otras complicaciones, como meningitis y parálisis facial.
5. Cáncer de piel El tabaco no causa melanoma (un tipo de cáncer de piel que puede resultar mortal) pero sí aumenta las probabilidades de morir como consecuencia de él. El riesgo de los fumadores de padecer carcinoma cutáneo de células escamosas – un tipo de cáncer que provoca la aparición de escamas y erupciones rojizas en la piel – se duplica respecto a los no fumadores.
6. Deterioro de la dentadura El tabaco interfiere en los procesos químicos que tienen lugar en la boca, provoca un exceso de sarro, tiñe los dientes de amarillo y acelera el deterioro de la dentadura. El riesgo de perder los dientes se multiplica por 1,5 en los fumadores.
7. Enfisema Además del cáncer de pulmón, el tabaco causa enfisema (distensión y ruptura de los alveolos del pulmón) y reduce la capacidad pulmonar de captar oxígeno y expulsar dióxido de carbono. En casos extremos, para que pueda respirar, se somete al paciente a una traqueotomía: se hace una incisión en la tráquea, y se utiliza un respirador para introducir por ella aire en los pulmones (véase la ilustración). La bronquitis crónica (no representada) entraña la acumulación de mucosidad purulenta, lo que provoca tos dolorosa y dificultades respiratorias.
8. Osteoporosis El monóxido de carbono, el gas más nocivo proveniente del humo de combustión de los vehículos y del tabaco, es absorbido por la sangre mucho más rápidamente que el oxígeno, lo que reduce hasta en un 15% la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre en los fumadores empedernidos. Como consecuencia de ello, los huesos de los fumadores pierden densidad, se fracturan más fácilmente y tardan hasta un 80% más en soldarse. Los fumadores tienen también una mayor tendencia a sufrir problemas de espalda: un estudio ha demostrado que, tras una lesión, los dolores de espalda son 5 veces más frecuentes entre los operarios que fuman.
9. Cardiopatías Las enfermedades cardiovasculares son la causa de una de cada tres defunciones en el mundo. El consumo de tabaco figura entre los principales factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares. Estas dolencias se cobran anualmente más de un millón de vidas en los países en desarrollo. En los países desarrollados, las enfermedades cardiovasculares relacionadas con el consumo de tabaco matan cada año a más de 600 000 personas. El tabaco acelera la frecuencia cardiaca, eleva la presión arterial y aumenta el riesgo de hipertensión y de obstrucción de las arterias, lo que puede provocar ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares.
10. Úlcera gástrica El consumo de tabaco reduce la resistencia a las bacterias que causan las úlceras del estómago. Asimismo, reduce la capacidad de éste para neutralizar el ácido después de las comidas, lo que propicia la erosión de las paredes del estómago. Las úlceras de los fumadores responden peor al tratamiento y tienden a recidivar más a menudo.
11. Discromía de los dedos El alquitrán que contiene el humo del tabaco se acumula en los dedos y las uñas y los tiñe de un color pardo amarillento.
12. Cáncer de útero y aborto espontáneo Además de aumentar el riesgo de cáncer cervicouterino y cáncer de útero, el tabaco trae consigo problemas de infertilidad en las mujeres y provoca complicaciones durante el embarazo y el parto. El consumo de tabaco durante el embarazo aumenta el riesgo de que el recién nacido presente insuficiencia ponderal y de que tenga problemas de salud en el futuro. El aborto espontáneo es entre dos y tres veces más frecuente entre las fumadoras, al igual que la muerte prenatal, debido a la privación de oxígeno que sufre el feto y las anomalías que afectan a la placenta como consecuencia del monóxido de carbono y la nicotina del humo de los cigarrillos. El síndrome de muerte súbita del lactante también se asocia al consumo de tabaco. Por último, el tabaco puede reducir el nivel de estrógenos, y adelantar así la menopausia.
13. Deformación de los espermatozoides El tabaco puede alterar la morfología de los espermatozoides y dañar su ADN, lo que aumenta el riesgo de aborto espontáneo y defectos congénitos. Según algunos estudios, los hombres fumadores tienen más probabilidades de engendrar un niño que padezca cáncer. El tabaco también reduce el número de espermatozoides y dificulta el riego sanguíneo del pene, lo que puede provocar impotencia. La esterilidad es más frecuente entre los fumadores.
14. Psoriasis La psoriasis, una enfermedad inflamatoria y no contagiosa de la piel que se manifiesta en forma de manchas rojizas, pruriginosas y exudativas que afectan a todo el cuerpo, es entre dos y tres veces más frecuente entre los fumadores.
15. Enfermedad de Buerger La enfermedad de Buerger, también conocida como tromboangitis obliterante, es una inflamación de las arterias, venas y nervios, principalmente de las piernas, que reduce el riego sanguíneo. Si no se trata, puede provocar gangrena (muerte de los tejidos) y hacer necesaria la amputación de las zonas afectadas.
16. Cáncer Se ha demostrado que más de 40 componentes del humo de tabaco son cancerígenos. El riesgo de cáncer de pulmón 16a es 22 veces mayor en los fumadores que en los no fumadores. Y, según se desprende de diversos estudios, cuantos más años se lleve fumando, más se multiplicará el riesgo de padecer otros tipos de cáncer: nariz (x 2) 16b; lengua 16c; boca, glándulas salivales y faringe (x 6-27); garganta (x 12); esófago (x 8-10); laringe (x 10-18); estómago (x 2-3); riñón (x 5) 16d; vejiga (x 3); pene (x 2-3); páncreas (x 2-5) 16e; colon-recto (x 3) y ano (x 5-6). Algunos estudios han hallado también una relación entre el tabaco y el cáncer de mama 16f.

20 respuestas sobre el alcoholismo
El DOCTOR EN CIENCIAS RICARDO GONZÁLEZ MENÉNDEZ, reconocido nacional e internacionalmente como un experto en adicciones, es Profesor Titular de Psiquiatría de la Facultad de Ciencias Médicas Enrique Cabrera y Consultante del Servicio de Adicciones del Hospital Psiquiátrico de La Habana Doctor Eduardo B. Ordaz. También es Académico de Mérito y presidente de la Comisión Nacional de Ética Médica..
Sin más preámbulos damos a conocer 20 respuestas sobre alcoholismo que, de seguro, nuestros lectores agradecerán por el saber y el magisterio que encierran las ideas que el científico cubano compartió con Granma.
1. ¿Qué es el alcoholismo?
Es una enfermedad crónica —aunque rehabilitable— y la más frecuente y dañina de todas las drogadicciones conocidas, pues los comportamientos bajo la influencia del alcohol, tanto en pacientes alcohólicos como en quienes lo consumen en forma no social, alcanzan como problema de salud mundial igual rango que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, principales causas de muerte.
2. ¿Es también un vicio?
No, es una enfermedad, incluida en todas las clasificaciones internacionales y ajena al vicio, la inmoralidad o a las tendencias delictivas, ya que hasta el mejor de los seres humanos corre el riesgo de padecerla pues no respeta edad, sexo, color de la piel, escolaridad, estado civil, procedencia cultural, desarrollo político-ideológico ni creencias religiosas.
3. ¿Es un problema social, y también de salud en Cuba?
En las últimas dos décadas ha alcanzado ambas categorías.
4. ¿Qué consumo, y de qué bebidas, podría considerarse lo normal?
Lo normal es que el alcohol no se incorpore al estilo de vida, evitar a toda costa la embriaguez, no pasar de uno a dos tragos por ocasión de consumo, ni alcanzar los fines de semana el catastrófico consumo en bingo (cinco o más tragos en el hombre y cuatro o más tragos en la mujer por sesión de consumo). Es decir, lo normal o social es un consumo que no supere las normas culturales y que no dañe al consumidor ni a quienes le circundan, ni afecte su economía ni su libertad para decidir cuándo y hasta cuánto debe beber.
5. ¿En qué momento se puede considerar que una persona es alcohólica?
Cuando el alcohol “se impone” en el estilo de vida, se violan las normas sociales de consumo, se determinan daños biológicos, psicológicos o sociales; se pierde la libertad de decidir y se mantiene el consumo pese a daños evidentes o intentos personales por dejarlo. También cuando familiares y amigos advierten que a “mano limpia” se ha perdido la pelea y se necesita ayuda médica.
6. ¿Es una adicción “aprendida” o existe alguna predisposición genética o de otro orden que contribuya a convertirnos en alcohólicos?
Nadie nace alcohólico ni con propensión a beber. Eso “se aprende”. La herencia sí puede aumentar la vulnerabilidad ante los efectos del alcohol y acelerar la instalación del alcoholismo o contribuir a la aparición de otras enfermedades que predispongan al consumo, como la depresión o la ansiedad, y entonces se habla de herencia indirecta.
7. ¿Se conocen los mecanismos por los cuales se desarrolla esta dependencia?
Como telón de fondo imitación, búsqueda de aceptación, repetición, excesos o intentos fallidos de enfrentar el estrés o divertirse. Hay también mecanismos cerebrales que contribuyen a ello.
8. Situados literalmente en el borde de ese abismo (convertirnos en alcohólicos), ¿es consciente la persona de la situación en que se encuentra?
Desde que se pasa de bebedor social a bebedor de riesgo (excesos y embriaguez cada vez más intensos y frecuentes) se reciben muchos consejos, pero el mecanismo de negación hace que no sean aceptados, aunque cuando empiezan las lagunas de memoria y se aprecia que el alcohol “va tomando las riendas”, pero sobre todo cuando fallan los intentos por controlarse “a mano limpia” (sin las “armas” del tratamiento), se va instalando la conciencia de que hay un problema y debe buscarse ayuda.
9. ¿Qué daños fundamentales a la salud, avalados científicamente, origina esta dependencia a corto y más largo plazos?
Los daños corporales (cirrosis, infartos cardiacos y cerebrales, delírium tremens, afectación renal y sexual) se suman a los psicológicos sociales y espirituales (insensibilidad humana transitoria). El uso no social de alcohol se vincula a 60 enfermedades, y en nuestro continente dicho consumo es el primero de los 26 factores de riesgo para enfermar que valora la Organización Panamericana de la Salud. Luego es más peligroso que el fumar, la hipertensión arterial, el colesterol malo alto, la obesidad, entre otros.
10. ¿Es mito o realidad que un consumo moderado mejora el funcionamiento del corazón?
Es ciencia constituida, pero la cantidad para lograr efectos positivos es de un cuarto de copa de vino tinto una vez al día, siempre que no sea un menor de 18 años, un paciente alcohólico o epiléptico o una gestante, que no deben tomar ni una gota. Claro que, salvo las excepciones señaladas, quien beba más de esa cantidad en forma moderada no tendrá daños, pero ya no tendrá efectos positivos.
11. ¿Y en cuanto a que contribuye a incrementar la actividad sexual en el hombre?
Hace más de 400 años que William Shakespeare en su tragedia Macbeth escribió: “El alcohol provoca el deseo, pero afecta la ejecución”. No es por gusto que la primera pregunta de un sexólogo ante un “fracaso sexual” es: ¿había usted ingerido bebidas alcohólicas? A largo plazo se requerirá de la rehabilitación para recuperar el vigor sexual.
12. ¿El consumo de alcohol está contraindicado cuando estamos tomando algún tipo de medicamento?
El alcohol, el tabaco y otras drogas con frecuencia reducen el efecto de muchos medicamentos y en algunos casos pueden determinar reacciones graves, como ocurre con antibióticos sulfas y fármacos antidiabéticos. Lo más recomendable es consultar al médico para evitar problemas.
13. ¿Y durante el embarazo, la lactancia?
Hay un llamado muy emotivo y correcto de científicos de habla inglesa a las madres en esas condiciones: “Por el bienestar de su bebé no pruebe ni una gota de alcohol”. Es peor que el tabaco, que ya es decir. Los riesgos son incalculables y para toda la vida. Es igual a la ruleta rusa. Si lo sabe, no lo haga, por favor.
14. ¿Hay servicios asistenciales y especialistas encargados de ofrecer atención a estos pacientes?
Nuestro sistema de Salud Pública sigue un programa promocional de salud, preventivo y rehabilitatorio totalmente gratuito y en constante desarrollo, cuyas primeras vías de contacto son el médico y la enfermera de la familia, el policlínico y el centro comunitario de salud mental, que asumen la orientación y terapia integral de los pacientes con el respaldo, según la evolución, de servicios hospitalarios y centros especializados, y después están los grupos de autoayuda GAMA, del Ministerio de Salud Pública, y otros igualmente prestigiosos y valiosos como Alcohólicos Anónimos.
15. ¿Qué síntomas podrían darnos una alerta de que estamos marchando rumbo a la adicción?
En efecto, se trata de un proceso en el que el consumo de alcohol deja de ser social y tanto los excesos como la relevancia del tóxico van ganando preeminencia en el estilo de vida. Se piensa en una salida y surge la preocupación por garantizar el suministro de alcohol. Los familiares y amigos comienzan a alertar, cada vez se requiere más cantidad de bebida y la economía empieza a dañarse; molestan los señalamientos y comienza algún grado de culpa, hay resacas intensas y se fracasa en algún intento (desarmado) de suprimir el consumo.
16. ¿En qué consiste el tratamiento?
La esencia es un estudio clínico integral, vitaminoterapia, la psicoterapia de grupo, orientación familiar y el seguimiento en grupos de autoayuda.
17. ¿Es curable el alcoholismo?
Es rehabilitable, pues de regresar al consumo la recaída es inevitable, como ocurrió con dos pacientes nuestros luego de 22 y 23 años de abstinencia total. La explicación está en la huella o memoria celular de ser un adicto que queda impresa en el ADN hasta 10 mil años después de fallecer. Pero bien entendido que la rehabilitación resuelve para siempre los problemas y cada vez es el rehabilitado mejor persona hasta llegar a ser un ciudadano ejemplar.
18. ¿Concluido el tratamiento los pacientes no pueden volver a beber siquiera moderadamente?
¡Jamás! Y en ninguna cantidad de alcohol ni droga sustituta que transforme la conducta.
19. ¿Cómo ayudar a un familiar o amigo que sufra de esta adicción?
Persuadirlo en momentos de sobriedad para que reciba ayuda médica y no olvidar el pensamiento persa de “quiéreme cuando menos lo merezco porque es cuando más lo necesito”.
20. ¿Qué comentario final nos dejaría?
En 40 años he atendido en total a unos 4 mil pacientes alcohólicos o con otras adicciones procedentes de diversos países, provincias y municipios y solo recuerdo a tres que desafortunadamente habían nacido para revolcarse en el estiércol por su mala calidad humana. Los restantes han sido iguales o mucho mejores que yo, y cuando se rehabilitan se convierten en personas respetables y muchas veces admirables por sus condiciones humanas.