La farmacéutica AbbVie ha organizado en el Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) la I reunión sobre “El rol del farmacéutico hospitalario en las Enfermedades Inflamatorias Inmunomediadas” con el objetivo de ayudar al farmacéutico de hospital a mejorar el abordaje de los pacientes con este tipo de dolencias. Esta jornada ha sido avalada por la Sociedad Madrileña de Farmacia Hospitalaria.
Las enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID) son un grupo de enfermedades que comparten una inflamación crónica sistémica, causada por una alteración del sistema inmune que puede afectar a distintos órganos. Entre las IMID se encuentran la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la psoriasis, la espondilitis anquilosante, la hidradenitis supurativa, el lupus o la uveítis.
Los Farmacéuticos hospitalarios tienen un papel fundamental en el abordaje de los pacientes con IMID, ya que intervienen en la selección de medicamentos, validación de la prescripción, detección de errores, dispensación y en la educación al paciente, monitorizando la efectividad y seguridad del tratamiento prescrito.
Este escenario ha llevado, a su vez, a potenciar la figura de la Farmacia Hospitalaria en la medición de resultados en salud reportados por los pacientes con enfermedades inflamatorias inmunomediadas.
“Tradicionalmente los resultados de un tratamiento se han basado en medir variables clínicas (síntomas, parámetros de laboratorio, etc). La medición de resultados en salud utiliza cada vez más otras herramientas que miden la calidad de vida, las preferencias de los pacientes o la satisfacción con el tratamiento, junto con medidas farmacoeconómicas. Por lo tanto, es un paso más en la evaluación global de la terapia, actualmente no evaluamos más allá del coste del tratamiento, y lo racional es llegar a conocer los resultados del tratamiento, si está haciendo el efecto que se espera.
Otro escalón más es disponer de información sobre cómo perciben los pacientes el tratamiento y cómo influye en su calidad de vida“, explica Benito García, Director de formación de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y Jefe de Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario Severo Ochoa.
Con respecto a las IMID, existen alteraciones genéticas y factores de riesgo similares que justifican la coocurrencia de varias de estas enfermedades en el mismo individuo. Cerca del 10 % de estos enfermos es diagnosticado de dos o más IMID que coexisten. Por otro lado, las IMID comparten también un mayor riesgo de desarrollar similares comorbilidades, derivado de los efectos crónicos de la inflamación. De hecho, un tercio de estos pacientes tienen comorbilidades de naturaleza diversa, más habitual de tipo cardiovascular, metabólico y psiquiátrico, respectivamente. Desde un punto de vista terapéutico, responden a agentes farmacológicos dirigidos frente a moléculas clave comunes en las rutas inflamatorias.
Las IMID comprenden enfermedades muy heterogéneas que son tratadas habitualmente por diferentes especialistas según sus áreas concretas de experiencia (dermatólogos, reumatólogos, gastroenterólogos, oftalmólogos, internistas, ). Actualmente en España no existen itinerarios clínicos definidos para el manejo de las IMID, sino que cada centro desarrolla iniciativas propias, siendo lo más frecuente el seguimiento independiente del paciente por parte de varios de estos especialistas.
En este sentido, los expertos ponen de manifiesto la necesidad de un abordaje multidisciplinar eficaz y eficiente, que demanda de las instituciones una respuesta organizativa diferente. El rol del farmacéutico en este abordaje multidisciplinar es clave. A través de sus responsabilidades en relación con la adherencia, monitorización de eficacia y seguridad del fármaco y la educación del paciente los farmacéuticos hospitalarios contribuyen a mejorar la respuesta clínica de los pacientes.
Las ventajas del modelo de evaluación de los resultados reportados por los pacientes en la consulta de farmacia hospitalaria son múltiples: permite el seguimiento pormenorizado del tratamiento, la identificación de nuevos síntomas o dolencias, la evaluación de la calidad del cuidado recibido más allá de lo estrictamente terapéutico o la adaptación de la calidad de vida a las circunstancias particulares del paciente. “Este modelo ayuda a un conocimiento más profundo de la propia enfermedad y de su tratamiento. Mejora la comunicación con el profesional sanitario, y su propia satisfacción ya que interviene activamente en el manejo de su enfermedad. Además está demostrado que mejora los resultados terapéuticos y la toma de decisiones“ comenta Benito García. abril 1/2018 (immedicohospitalario.es)