Del Aedes y sus demonios

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Y en este último detalle iría ubicado nuestro quinto vocablo, el nombre de ese viejo conocido sobre el cual no podía ser más conclusiva y previsora la sentencia del eminente científico cubano Carlos J. Finlay, cuando en 1898, alertaba: «…para liberar a la isla de Cuba de las dos plagas más terribles que azotan su suelo (haciendo alusión a la Fiebre amarilla y la Malaria), habría, pues, que declarar guerra sin tregua al mosquito…». Sigue leyendo