Montevideo (PL) La recién finalizada XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, celebrada en Uruguay, significó un salto cualitativo para los países de la región en la búsqueda de transformar los paradigmas que aún frenan el desarrollo femenino.
Este encuentro de tres días ratificó la urgente necesidad de lograr cambios estructurales y de modificar esquemas que rompan de forma definitiva con los patrones patriarcales y discriminatorios, y de desigualdad jurídica de derecho en detrimento de la mujer.
Los 976 delegados de los 38 países miembros y asociados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organizaciones regionales e internacionales y de la sociedad civil, debatieron sobre igualdad de género, la autonomía de las mujeres y el desarrollo sostenible.
Analizaron también los desafíos de la Agenda Regional de Género en el contexto de la implementación de la Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible, aprobados en septiembre del pasado año por los Estados miembros de la ONU.
La reunión contó el primer día con la participación del presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, y estuvieron presentes 12 agencias de las Naciones Unidas, 15 organismos intergubernamentales, así como 178 invitados especiales de la región y del mundo.
Un hecho calificado de trascendental por todos los participantes fue la aprobación por aclamación de la llamada Estrategia de Montevideo, que servirá para implementar de manera efectiva la Agenda Regional de Género en el marco de la nueva agenda para el desarrollo sostenible.
UN SALTO DESDE EL QUÉ HACIA EL CÓMO
La Estrategia de Montevideo es un acuerdo de carácter regional que los Estados miembros de la Cepal adaptarán a sus prioridades, planes de igualdad de género y de derechos, desarrollo sostenible y políticas y presupuestos nacionales.
Esta comprende 10 ejes temáticos y 74 medidas para la implementación de la agenda regional de género, la cual engloba los compromisos asumidos por los gobiernos de la región con los derechos y la autonomía de las mujeres, y la igualdad de género, desde la primera Conferencia Regional realizada en 1977.
Los ejes de su implementación fueron considerados marcos normativos y están referidos a igualdad y Estado de derecho; institucionalidad: políticas multidimensionales e integrales de igualdad de género y participación popular y ciudadana: democratización de la política y las sociedades.
También incluye la construcción y fortalecimiento de capacidades estatales: gestión pública basada en la igualdad y la no discriminación; y financiamiento: movilización de recursos suficientes y sostenibles para la igualdad de género.
Se suman el acceso a la información y el cambio cultural; el gobierno electrónico y economías innovadoras e inclusivas; la cooperación hacia una gobernanza multilateral democrática; y sistemas de información: transformar datos en información, información en conocimiento y decisión política. Asimismo, prevé el monitoreo, evaluación y rendición de cuentas: garantía de derechos y transparencia.
Estos ejes están interrelacionados y su puesta en marcha contribuirá al establecimiento y sostenibilidad de las políticas sectoriales y transversales orientadas a eliminar las desigualdades de género y garantizar el goce efectivo de los derechos humanos de todas las mujeres.
Anualmente, los Gobiernos podrán informar voluntariamente sobre sus avances en la aplicación y adaptación de este instrumento político-técnico en una de las dos reuniones de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer que se realizan por año y en las conferencias regionales que se lleven a cabo hasta 2030.
Al referirse al documento, la directora del Instituto Nacional de las Mujeres de Uruguay, Mariella Mazzotti, destacó que la estrategia tomó ‘todos los acumulados de los últimos 40 años y los avances vinculados a las conferencias que tienen que ver con las mujeres en todos los sentidos.
Reafirmó que en él se expresa la diversidad de situaciones de los países y de todas las regiones de América del Sur, Central y el Caribe, así como revalidó la voluntad política de trabajar entre los Estados para la creación de un fondo regional de apoyo a organizaciones y movimientos de mujeres y feministas.
José Luis Cancela, viceministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, expresó, por su parte, que la Estrategia de Montevideo “es una apuesta política” para alcanzar la igualdad de género en 2030 y manifestó su deseo de que se convierta en una guía.
Con este nuevo instrumento “queremos dar un salto desde el qué hacia el cómo”, expresó María Nieves Rico, directora de la División de Asuntos de Género de la Cepal, y añadió que “hemos dado un paso de los compromisos a la acción”.
LA POBREZA TIENE ROSTRO DE MUJER
Si bien las autoridades reconocieron los avances de los últimos años en la igualdad de género, hubo coincidencias de que aún falta mucho por hacer en esa dirección cuando hoy “la pobreza en la región tiene rostro de mujer”, como afirmó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Cepal.
Todavía existen grandes desafíos y un largo trecho por recorrer, dijo Bárcena, y mencionó la pobreza, la violencia, el acceso a los puestos públicos, los ingresos propios, la división sexual del trabajo, la injusta organización social del cuidado y el predominio de la cultura del privilegio.
También llamó a poner término a la violencia femenina en nuestros países, fenómeno que, dijo, ocasiona diariamente la muerte a 12 mujeres latinoamericanas y caribeñas.
Los países reunidos en Uruguay coincidieron en que para alcanzar la igualdad de género se precisa “superar esos nudos estructurales constitutivos” de las actuales relaciones desiguales de poder en América Latina y el Caribe.
En ese sentido, la Estrategia de Montevideo busca erosionar estos nudos estructurales y así avanzar “hacia la igualdad sustantiva”.
“Hay que buscar inspiración y priorizar la igualdad de género como meta”, enfatizó Lakshmi Puri, directora ejecutiva adjunta de ONU-Mujeres, y exhortó a fortalecer las instituciones que trabajan en esa dirección.
Para la funcionaria no se trata de promover la igualdad de género, “sino de alcanzarla junto al empoderamiento de las niñas”.
Destacó que América Latina ha sido “fuerza del progreso para mover la aguja en cuanto a la igualdad de género”, y apuntó que cuando hay voluntad política se construyen los movimientos y “la misión es posible”.
Los delegados también alertaron sobre los peligros de la desaceleración de las economías y las debilidades de la democracia.
Tenemos que hacer enormes esfuerzos aún “cuando comienzan a soplar algunos vientos que no nos gustan, algunos vientos que anuncian posibles retrocesos”, dijo la ministra uruguaya de Desarrollo Social, Marina Arismendi.
Todo lo que tenemos por delante es difícil, arduo y complejo “pero lo vamos a conquistar”, subrayó.
MOVIMIENTO FEMINISTA LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO
La XIII Conferencia Regional sobre la Mujer contó con la presencia de 268 delegados de la sociedad civil en representación de 162 organizaciones latinoamericanas y caribeñas, las cuales contribuyeron a la creación de un fondo regional, según reconoce la resolución final.
El Movimiento Feminista dio a conocer una Declaración Política en la cual expresó su solidaridad con las mujeres, niñas y adolescentes colombianas y con toda una nación que lucha por alcanzar la paz tras más de 50 años de conflicto armado.
También abogaron por la firma inmediata de un nuevo acuerdo de paz como requisito imprescindible para el pleno ejercicio de la ciudadanía, y a no desaprovechar la oportunidad política “para que lo que se firme contenga los más elevados estándares posibles de verdad y justicia”.
Las feministas de pueblos indígenas, afrodescendientes, lesbianas, bisexuales y trans, con discapacidad, trabajadoras sexuales, y otras, llamaron a los gobiernos a cumplir los compromisos asumidos en encuentros anteriores para lograr la igualdad sustantiva, la democracia paritaria y la justicia.
Hicieron, además, un “llamado urgente” a adoptar acciones para erradicar la violencia contra las mujeres y garantizar “nuestras vidas” para así evitar que “continúen asesinándonos en todo el continente”.
La XIV Conferencia Regional sobre la Mujer se celebrará en Santiago de Chile en 2019 y Uruguay presidirá por esos tres años su Mesa Directiva, acompañada por Argentina, Antigua y Barbuda, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras y Jamaica. Además la integran, México, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Surinam.
Por Juan Carlos Díaz Guerrero*
Carpeta: Política
*Corresponsal de Prensa Latina en Uruguay
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