Hoy, estudiantes y profesores de nuestras aulas se dieron cita en el Cementerio de Colón para rendir homenaje a los ocho estudiantes de medicina injustamente fusilados el 27 de noviembre de 1871. En un acto cargado de respeto y memoria, las nuevas generaciones de médicos caminaron entre los muros de la historia para reafirmar que aquel sacrificio no fue en vano.
La presencia de los profesores, junto a sus alumnos, simboliza la continuidad de un legado que une ciencia, ética y compromiso social.
Este tributo no es solo un gesto de recordación: es la reafirmación de que la medicina cubana se construye sobre la dignidad, la verdad y la justicia. Los estudiantes de hoy, acompañados por sus maestros, se reconocen herederos de una historia que exige responsabilidad y valentía.
Que la memoria de los ocho estudiantes fusilados siga iluminando nuestro camino, recordándonos que la profesión médica no se ejerce únicamente con conocimientos, sino también con valores y con la defensa inquebrantable de la vida y la dignidad humana.





















