Se celebró por primera vez el año 2003, instituído por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio junto con la Organización Mundial de la Salud, busca centrar la atención en el problema, reducir el estigma y crear conciencia de que el suicidio se puede prevenir.
El suicidio es una de las tres primeras causas de defunción entre las personas de 15 a 44 años en algunos países, y la segunda causa en el grupo de 10 a 24 años; y estas cifras no incluyen las tentativas de suicidio, que son hasta 20 veces más frecuentes que los casos de suicidio consumado.
Aunque tradicionalmente las mayores tasas de suicidio se han registrado entre los varones de edad avanzada, las tasas entre los jóvenes han ido en aumento hasta el punto de que ahora estos son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo.
Los trastornos mentales (especialmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol) son un importante factor de riesgo de suicidio en Europa y América del Norte; en los países asiáticos, sin embargo, tiene especial importancia la conducta impulsiva. El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.
El Director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), doctor Jarbas Barbosa, hizo un llamado para reemplazar la narrativa estigmatizante sobre el suicidio y fomentar una cultura de apoyo y comprensión. En las Américas, cerca de 100.000 personas mueren por suicidio cada año, y muchas más luchan contra pensamientos y comportamientos suicidas. La tasa de suicidio en la región ha aumentado un 17 % entre 2000 y 2019.
El lema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio 2024-2026 es “Cambiar la narrativa”, y busca inspirar a individuos, comunidades, organizaciones y gobiernos a entablar debates abiertos y sinceros sobre el suicidio y la conducta suicida. Este lema pretende derribar barreras como el estigma, crear conciencia y promover una cultura de apoyo para prevenir el suicidio.
Existen estrategias basadas en la evidencia que son eficaces para prevenir el suicidio. Entre ellas se encuentran la reducción del acceso a los medios utilizados para el suicidio, abordar los factores contextuales que afectan a hombres y mujeres de manera diferente, desarrollar habilidades socioemocionales en adolescentes, y promover la detección temprana y el tratamiento oportuno.
También es crucial que los medios de comunicación informen de manera responsable para evitar la imitación de comportamientos suicidas.