A propósito del Día Internacional de la Epilepsia que se celebra cada segundo lunes de febrero, la Biblioteca Virtual en Salud de Cuba (BVS-Cuba) le propone revisar el sitio web de la Fundación Liga Central Contra la Epilepsia. Este espacio tiene entre sus objetivos brindar asistencia médico psicosocial a todas aquellas personas con epilepsia que soliciten atención, así como sus respectivas familias y a la comunidad; capacitar a médicos y profesionales vinculados al área de la salud y divulgar conocimientos sobre epilepsia en la comunidad, así como promover la investigación en los diversos tópicos relacionados con la epilepsia.
La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que afecta a personas de todo el mundo y todas las edades. Es una de las enfermedades conocidas más antiguas, y ha estado rodeada de temores, desconocimiento, discriminación y estigmatización social durante siglos. Esta estigmatización persiste hoy en muchos países y puede influir en la calidad.
La enfermedad se define por dos o más convulsiones no provocadas. Estas convulsiones son episodios breves de movimientos involuntarios que pueden afectar a una parte del cuerpo (convulsiones parciales) o a su totalidad (convulsiones generalizadas) y a veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de los esfínteres.
Las personas con convulsiones tienden a padecer más problemas físicos (tales como fracturas y hematomas derivados de traumatismos relacionados con las convulsiones) y mayores tasas de trastornos psicosociales, entre ellos ansiedad y depresión. Del mismo modo, el riesgo de muerte prematura en las personas epilépticas en hasta tres veces mayor que en la población general, y las tasas más altas se registran en los países de ingresos bajos y medianos y en las zonas rurales más que en las urbanas.
La epilepsia con causas conocidas se denomina epilepsia secundaria o sintomática. Sus causas pueden ser:
– daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (por ejemplo, asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer);
– malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas;
– traumatismos craneoencefálicos graves;
– accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada del oxígeno al cerebro;
– infecciones cerebrales como las meningitis y encefalitis o la neurocisticercosis;
– algunos síndromes genéticos;
– tumores cerebrales.
Es posible controlar las convulsiones. Con un tratamiento anticonvulsivante adecuado, hasta un 70 % de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones.
La Organización Mundial de Salud (OMS) y sus asociados reconocen que la epilepsia constituye un importante problema de salud pública. Es responsable de una proporción significativa de la carga mundial de morbilidad, pues afecta a más de 50 millones de personas.
Según estimaciones, se diagnostican anualmente unos 2,4 millones de casos de epilepsia. En los países de altos ingresos, los nuevos casos registrados cada año entre la población general oscilan entre 30 y 50 por 100 000 personas. En los países de ingresos bajos y medianos esa cifra puede ser hasta dos veces mayor. Esto se debe probablemente al mayor riesgo de enfermedades endémicas tales como el paludismo o la neurocisticercosis; la mayor incidencia de traumatismos relacionados con accidentes de tránsito; traumatismos derivados del parto; y variaciones en la infraestructura médica, la disponibilidad de programas de salud preventiva y la accesibilidad de la atención.
El Programa de la OMS para reducir la falta de tratamiento de la epilepsia y el Programa de acción para superar las brechas en salud mental (mhGAP) buscan alcanzar estos objetivos en Ghana, Mozambique, Myanmar y Viet Nam. Estos proyectos se centran en aumentar la capacidad de los profesionales de la atención primaria y los no especialistas para diagnosticar, tratar y dar seguimiento a las personas con epilepsia en el ámbito de la comunidad.
Tomado de: Infomed
Diseño de post: Lic. Lisset Domínguez Valdivia.