Al intervenir en el espacio de la Mesa Redonda, el presidente de BioCubaFarma señaló que ya han sido analizadas y organizadas las capacidades de producción y distribución de vacunas para su programación hasta diciembre próximo, una vez que los estudios de los cuatro candidatos vacunales arrojen los resultados satisfactorios esperados
La confianza de que Cuba será uno de los primeros países que podrá inmunizar a toda su población a partir de las capacidades existentes de producción y distribución de vacunas contra la COVID-19 llegó este jueves en la Mesa Redonda, dedicada al tema.
Así afirmó Eduardo Martínez Díaz, presidente de BioCubaFarma al intervenir en el programa radiotelevisivo, junto a Marta Ayala Ávila, directora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología; Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas, y Eduardo Ojito Magaz, director general del Centro de Inmunología Molecular.
Igualmente, Martínez Díaz señaló que ya han sido analizadas y organizadas para su programación hasta diciembre próximo, una vez que los estudios de los cuatro candidatos vacunales arrojen los resultados satisfactorios esperados.
Precisó que nuestros científicos trabajan a la par en cuatro candidatos vacunales porque todos utilizan el mismo tipo de antígeno, por lo que se puede lograr la respuesta inmunológica deseada en todos los casos.
Además, explicó que se ha insertado toda la información genética en bacterias, levaduras y células de organismos superiores, tales como mamíferos, y que en las últimas variantes se lograron resultados alentadores que permitieron avanzar en esa dirección, cada una de las cuales diferenciará la formulación de las vacunas, basadas en plataformas empleadas en vacunas anteriores con marcada efectividad y seguridad.
El Presidente de BioCubaFarma informó que «las vacunas marchan bien», pero todavía no podemos decir que son efectivas, «por eso hay que continuar los estudios. No podemos apostar por una variante y que después los estudios no den los resultados esperados. En ese caso, tendríamos que empezar de nuevo».
Destacó que se podría desplegar la producción de varias vacunas a la vez, en caso de obtenerse los resultados esperados en todas, y que luego se estudiarían las dosis, de acuerdo con cada grupo poblacional, así como la posibilidad de destinar alguna al tratamiento de convalecientes de la COVID-19.
Puntualizó que, como ventaja, las vacunas cubanas no requieren de grandes cadenas de refrigeración, sino temperaturas de dos a ocho grados, además de que permiten la aplicación de dosis sucesivas de refuerzo, lo cual es fundamental a partir de la aparición de nuevas variantes del virus.
Martínez Díaz insistió en que no es posible adquirir vacunas producidas por otros países pues no existe cantidad suficiente para ello. «Hasta la fecha solo se han aplicado 108 millones de dosis, lo que significa que solo se han vacunado un poco más del uno por ciento de la población. Solo 13 países han aplicado más de un millón de dosis de vacunas, entre ellos, Estados Unidos y China».
Subrayó la necesidad de que se incremente el ritmo de vacunación mundial y que los precios disminuyan, para que toda la población tenga la posibilidad de protegerse, incluso la que habita en países pobres.
Tomado de: Juventud Rebelde