Por: Yuniel Labacena Romero
Sao Paulo, Brasil.— Sabía que no podía ver a Luiz Inácio Lula da Silva durante esta corta estancia como enviado especial en Brasil. Comprendía que era difícil llegar hasta su celda en la sede de la Policía Federal en la ciudad de Curitiba, en la que se encuentra recluido desde abril último por supuestos delitos de corrupción, un sitio desde el cual no pide «favores, simplemente justicia».
Pero, como diría el escritor Paulo Coelho, «solo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar». Aposté por ese contacto deseado con este ícono de la política brasileña y uno de los hombres que se ha convertido en símbolo de la izquierda latinoamericana.
Hace unos días llegó al correo de este reportero una misiva dirigida a los «queridos amigos de Cuba», que me hizo confirmar la grandeza de este hombre. El Instituto Lula de Estudios Políticos, ubicado en esta ciudad, fue quien hizo posible este peculiar diálogo con este amigo de los cubanos y líder del Partido de los Trabajadores de Brasil. Leer más