Dra Odalis María de la Guardia Peña y DrC Alexis Labrada Rosado.
El inicio de la intervención comunitaria este lunes 8 de diciembre en el área de salud Abelardo Ramírez, en el municipio Plaza, forma parte de los esfuerzos nacionales por proteger a la población adulta mayor frente a las arbovirosis, en particular el virus del chikungunya y las secuelas inflamatorias que suele dejar tras la infección. La iniciativa, diseñada como un estudio comparativo entre el inmunomodulador cubano Biomodulina T y su análogo Timalin, abarca a 700 personas de entre 70 y 74 años, con el propósito de evaluar si estas alternativas terapéuticas pueden fortalecer la respuesta inmunitaria en un escenario de circulación viral.
El contexto epidemiológico regional ha mostrado que el chikungunya continúa siendo un desafío para los sistemas de salud. Aunque su curso agudo tiende a resolverse en pocas semanas, un número considerable de pacientes desarrolla síntomas persistentes que incluyen dolor articular, inflamación crónica y limitación funcional durante largos períodos. Debido a ello, la identificación de estrategias capaces de modular la inflamación sin comprometer la capacidad defensiva del organismo se ha convertido en una línea prioritaria de investigación.
Voluntarios reciben información sobre las características del estudio antes de decidir su participación.
En ese marco, Biomodulina T constituye una herramienta bien conocida dentro de la práctica clínica cubana, donde se ha empleado por décadas en adultos mayores con susceptibilidad aumentada a infecciones y en niñas y niños con trastornos inmunológicos vinculados a la hipoplasia tímica. Su perfil de seguridad es amplio y forma parte del arsenal terapéutico disponible para reforzar el equilibrio inmunológico en poblaciones vulnerables. Estudios previos han mostrado que el producto contribuye a restaurar parámetros inmunológicos alterados, favorece la expansión de determinadas subpoblaciones celulares y atenúa rasgos asociados al envejecimiento inmunitario. Paralelamente, diversas investigaciones sugieren un posible impacto en la regulación de la inflamación, lo que abre una vía prometedora para abordar las manifestaciones crónicas posteriores a la infección por CHIKV.
El estudio, que se desarrollará durante seis semanas, tiene como objetivo determinar si el fortalecimiento inmunológico en adultos mayores puede reducir no solo el riesgo de infección, sino también la persistencia de secuelas inflamatorias. El inicio contó con la participación de especialistas del Instituto de Hematología e Inmunología, del policlínico Abelardo Ramírez, de la Dirección Municipal de Salud de Plaza y del Ministerio de Salud Pública. En esta sesión inicial se ratificó la preparación del personal asistencial encargado de la administración de los productos y del seguimiento clínico de las y los participantes.
En días previos se realizó el taller de inicio con la presencia de todos los investigadores.
La conducción científica recae en la Dra. Odalis María de la Guardia Peña por el IHI y la Dra. Liz Caballero González por el policlínico; el centro que produce el medicamento es el BioCen y el investigador promotor, el Dr. C. Alexis Labrada Rosado. La iniciativa cuenta además con la evaluación y el acompañamiento del Comité de Ética del IHI, presidido por la especialista en Inmunología Dra. Yenisey Triana Marrero, y fue previamente presentada ante el Comité de Ciencia, Tecnología e Innovación del MINSAP, en presencia de representantes de la autoridad reguladora CECMED.
El área escogida, correspondiente al policlínico de 15 y 18 en el Vedado, posee una experiencia organizativa demostrada, pues allí se desarrolló con éxito el ensayo clínico de la vacuna antineumocócica de 11 valencias. Se trata de una zona con más de 30 mil habitantes, incluidos más de 11 mil adultos mayores, y una reciente sospecha elevada de casos de arbovirosis, lo que la convierte en un escenario idóneo para evaluar el posible efecto protector de los inmunomoduladores bajo condiciones reales.
Voluntaria y médico investigador en la consulta de reclutamiento.
Con esta intervención, las instituciones científicas y sanitarias buscan generar evidencia que pueda traducirse en herramientas útiles para la práctica clínica en situaciones epidémicas, especialmente en grupos etarios más vulnerables, un desafío creciente para la salud pública en Cuba y en la región.