Era el 8 de Enero de 1959 y Cuba entera vestia de Verde Olivo. Desde Santiago hasta La Habana, millones de personas vitoreaban a los guerrilleros y aclamaban a Fidel Castro. 

Habían pasado 7 días, desde El Triunfo de la Revolución. Los barbudos entraban a la acapital, luego de recorrer todo el Territorio Nacinal. Los tanques y otros equipos blindados del ejercito del dictador Fulgencio Batista sirvieron a los Rebeldes para realizar la Caravana de la Libertad.

Fue un día histórico. Un mar de pueblo inundó las habaneras calles. Dicen los que tienen edad para contarlo, que en cada sitio por donde transitaban los guerrilleros, la garganta del pueblo enronquecía en un grito libertario.

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Al día siguiente de la entrada de Fidel a La Habana, el 9 de Enero, en horas muy tempranas de la mañana, tuvo su primer encuentro con aquel “hospital de mil demonios”, el que siempre recordó como le dijera Fidel: “…Vas a tener que traspasar El Infierno de Dantes, pues ni en los momentos más duros de la Sierra Maestra había presenciado tanto dolor humano.

Unos 6000 enfermos estaban hacinados en criminal promiscuidad, pues solo existían 2000 camas, casi todas destartaladas y sucias, con bastidores que pinchaban, herían o rozaban el suelo. Aquella inmensa instalación carecía de luz, agua y alcantarillado; centenas de enfermos estaban desnudos y abandonados. Muchos morían por desnutrición, diarreas u otras enfermedades, pues siempre comía el más fuerte o aquel que podía batallar un pedazo de pan. Aquel hospital era considerado como un “almacén de locos”, donde la única cura posible era la muerte. El presupuesto que tenía el hospital aquel 9 de Enero era de 12 centavos por día.

Fue fundado en el 1857 como Casa General de Dementes de la Isla de Cuba, en los terrenos propiedad de Don José Mazorra. En su inicio, esta “casa de dementes” estuvo destinada como Casa de Beneficencia para los emancipados esclavos seniles, vagabundos y orates, además de aquellos “ciudadanos” a los que el Capitán General José Gutiérrez de la Concha y todos los que le sucedieron hasta el 1 de enero de 1959, “ordenaban ingresar”.

La primera actividad que desarrolló Ordaz, fue la clasificación de cada uno de los miles de enfermos que estaban recluidos, actividad que se realizó con la ayuda de varios psiquiatras que se mantuvieron fieles junto a él. Una vez concluida ésta, por primera vez en Cuba se comenzó a aplicar terapias de rehabilitación, sobre la base de que ningún paciente estuviera inactivo. Todos debían estar vinculados al trabajo, al deporte, a la recreación y a la cultura.

 

En aquella primera etapa de su mandato en el Hospital Psiquiátrico, Ordaz realizaba los acostumbrados recorridos por la instalación en un caballo moro que le obsequiara un amigo.

Comenzó así su activa e ininterrumpida participación en los destinos de la Revolución; todo sin olvidar a su terruño al que visitaba constantemente, en especial si se trataba de aperturas de eventos políticos, culturales y deportivos, acompañado en muchas ocasiones por otras personalidades del Gobierno.

 

https://www.ecured.cu/Eduardo_Bernab%C3%A9_Ordaz#Labor_en_el_Hospital_Psiqui.C3.A1trico_de_la_Habana

Como cada 9 de Enero el Hospital  Psiquiátrico de la habana  Eduardo B Ordaz se viste galas para rendir merecido homenaje al Dr. Bernabe Ordaz en su primera entrada al hospital. Nos acompañaron en el homenaje, directivos del MINSAP, de la DGS de La Habana, el PCC de la Provincia y el Municipio, Centros de Salud Mental, Proyectos Comunitarios, pioneros de las escuelas vecinas, además de los pacientes y trabajadores del Hospital

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