Privar al paciente de su autonomía en la toma de decisiones sobre la enfermedad y tratamiento no es ejercicio del facultativo. Por tanto el manejo adecuado de la información permitirá una debida adherencia del paciente al tratamiento y su adaptación y asimilación de la enfermedad desde la certidumbre, confianza y fe.
Es necesario –obligatorio, casi- reconocer y actuar en correspondencia con el derecho de toda persona a estar al tanto de su diagnóstico por la gran repercusión que posee en su vida futura. Además de la posibilidad de adecuarla tomando las decisiones personales y profesionales que considere necesarias.
A nosotros como médicos junto con nuestro equipo de trabajo nos atañe velar por la mejor forma y momento de comunicar la noticia, individualizando en cada paciente según sus características. Tener información sobre un diagnóstico de cáncer es dar la posibilidad de decidir, y no nos corresponde privar a nadie de ese derecho si no es su propia voluntad. Cuando nos veamos en una situación como esta sitúese en el lugar del implicado y pregúntese: si tuviera cáncer, ¿le gustaría estar engañado?