Esta enfermedad es ocasionada por una alimentación pobre tanto en proteínas como en contenido energético; pero predomina la deficiencia calórica. Aunque puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente que aparezca durante el primer año de vida, a consecuencia de una lactancia prolongada sin la suplementación de otros alimentos.
Se constata una acentuada pérdida de peso y disminución notable del tejido subcutáneo, muscular y panículo adiposo. Todo ello es posible constatarlo por la simple inspección o por la palpación: los glúteos están severamente reducidos, los omóplatos salientes, el pecho es pequeño, el abdomen se encuentra distendido. En los brazos y las piernas los huesos se hacen visibles y aparecen cubiertos por una delgada capa de piel arrugada, la fascie adquiere la apariencia de viejo, fascie senil. Se observan, además, trastornos psicomotores.
El tratamiento de estos niños consiste básicamente en una dieta que les garantice el aporte de los requerimientos calóricos y proteínicos, además de corregir o atenuar las complicaciones que puedan coexistir con la enfermedad nutricional.
Fuente: Nutrición. Cardellá Rosales L. Bioquímica humana, capítulo 15