Yeya, como cariñosamente le llamaban a Aurelia sus seres queridos, nació el 20 de octubre de 1894, en el barrio Los Mosquitos, del Mariel. Fue hija de los esclavos libertos Sabá e Inés, y tuvo 4 hermanos varones y 3 hembras, que se llamaron: Vicente, Manuel, Rogelio (El Chino), Manuel María (Mandía), Luisa, Alejandra e Isabel.
Sabá murió temprano e Inés vino a Bauta con su prole cuando Aurelia apenas cumplía los 4 años de edad, terminada la Guerra de Independencia en 1898.
Muy temprano comenzó Aurelia la escuela primaria, siendo sus primeras maestras María Luisa Quesada y la hermana del insigne periodista y masón Julio Carrasco Herrera, Celia Carrasco. Unos años después Yeya laboró como institutriz en la casa de Julio Serna (quien tenía un negocio de transporte a La Habana), uniendo esta actividad con el cosido de tabaco en época de zafra, donde se relacionó con los obreros tabacaleros por medio de los que conoció temas sociales y obreros de la época.
Aunque aún era muy joven, no olvidó las tareas hogareñas y durante la noche ayudaba a su mamá en el lavado de ropas que esta ejercía para clientes varios. Vivían entonces frente al actual local del agromercado municipal (249 esq. 146). Aquel solar abarcaba hasta los predios del Gran París (251 esq. 146). Aún viven ahí familiares de ella.
En 1916 se casó con Feliciano Cruz, con el que tuvo tres hijos, Miguel, Lía y Migdalia. Pero los primeros dos murieron tempranamente, siendo niños aún, quedando solamente Migdalia.
A pesar de los quehaceres domésticos y las penas por la muerte de sus hijos, Yeya trató de desarrollarse intelectualmente, y tras el fallido intento en el magisterio, abordó el aprendizaje de Comadrona en la Universidad de La Habana en 1924.
Ya graduada, ofreció sus servicios obstétricos al municipio, los que ejerció oficialmente durante 43 años. En la nómina del Ayuntamiento Municipal, se le nombró como Comadrona el 1 de julio de 1927, once años después vendrían nuevas parteras a desarrollar de forma oficial esa actividad.
Mucho antes de graduarse, Aurelia comenzó a realizar partos, los que anotaba con nombres, horas y todo lo que ocurría en hojas que iba archivando (de las que se desconoce su paradero). Estos controles los llevó a partir del año 1925.
Era usual verla sobre una carreta, a caballo o en un mulo para asistir a alguna parturienta, sin importarle que hubiera o no remuneración alguna. Su puerta siempre estuvo abierta a todos por igual.
A pesar de pasar su niñez bajo las ideas católicas, a los quince años de edad abraza la Fé Metodista, además de pertenecer a una derivación femenina de la masonería llamada Hijas de Acacia.
Yeya también fue fundadora del Círculo de Instrucción y Recreo también llamado La Unión (Sociedad de los Negros) al fundarse este en 1915, junto con su esposo Feliciano, Gabino Arango, el Dr. Larrazabal (en cuya casa se celebraron las primeras reuniones), Santiago Quesada, Fernando Herrera, Severiano Oliva, Sixto Pérez, Fileño Castillo y otros.
Dentro de la política, Aurelia participó en la Alianza Nacional Feminista de Cuba. La vocación por la justicia la llevó a la Administración Municipal de Bauta, en las filas del Partido Revolucionario Cubano (Partido Auténtico), donde llegó a ser Concejal del Ayuntamiento, por voto popular. Todo esto lo hizo Yeya sin abandonar su profesión, la que la consagró realmente en nuestra patria chica.
Su esposo falleció temprano, en 1946, pero Aurelia continuó su vida, que ya no era suya sino de Bauta y de sus pobladores. Murió esta grácil mujer el 28 de febrero de 1980, a los 85 años de edad, dejando tras de sí la huella de los buenos, de los inolvidables.
La recordamos siempre vestida de blanco, sencilla, como compartiendo pureza con todos. Así era de grande nuestra “Aurelia la comadrona”.
Fuente: Entrevista realizada a Migdalia Cruz Rodríguez, hija de Aurelia, en octubre de 2006. Catauro Bautense. Ing. Omar Ríos González. Dr. Eduardo Ordaz Callejón