El día del bibliotecario se celebra en Cuba el 7 de junio en homenaje a Antonio Bachiller y Morales, uno de los más insignes intelectuales cubanos, considerado como el Padre de la Bibliografía cubana, quien fuera periodista, historiador, abogado y bibliógrafo. Bachiller y Morales se destacó por sus aportes en la investigación de aspectos de la historia de América, prestó también importantes servicios a la docencia universitaria y a la Filosofía.
Esta fecha tuvo su origen en 1950 por iniciativa del periodista César García Expósito. Desde 1995 la Asociación Cubana de Bibliotecarios en coordinación con la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información, otorga el sello conmemorativo Antonio Bachiller y Morales a profesionales e instituciones bibliotecarias que hayan mantenido un desempeño sobresaliente. Asimismo, desde el 2005 confieren varios premios a los miembros que tengan una actitud consecuente con el código de ética de la profesión bibliotecaria.
La primera noticia que se tiene de una biblioteca en Cuba se halló en el testamento del presbítero Nicolás Estebes Borges, Vicario General del Obispado de La Habana, fallecido a inicios del año 1665, en una de cuyas cláusulas decía: “Declaro que tengo una librería de mil cuerpos de libros poco más o menos, quiero y es mi voluntad que esta se coloque en la Iglesia Parroquial de esta ciudad en la parte y lugar donde más bien les pareciese a sus Señorías Ilustrísimas y dicho Señor Maestro de Campo Gobernador, entregándola con cuenta y razón a algún eclesiástico que cuide de ella para que se valgan los requeridos y amados predicadores y teólogos, y si hubiese Iglesia Catedral en esta ciudad se mude para ella para dicho efecto”.
De igual manera, la obra cultural más importante fundada en Cuba en el siglo XVIII fue la Real Sociedad Patriótica, en 1793, llamada más tarde Sociedad Económica de Amigos del País, la que fue centro de reuniones de los elementos más cultos de la época y sirvió de núcleo a las bibliotecas nacionales de la gran mayoría de Iberoamérica. Por otra parte, la Biblioteca Nacional de Cuba se instituyó en 1901 en el Castillo de la Fuerza, pero la pobreza del fondo documental, la escasez y poca preparación técnica del personal y el desinterés oficial, impidieron que se desarrollara una verdadera actividad bibliotecaria. Posteriormente, en 1958, se inauguró el nuevo edificio de la Biblioteca Nacional, sin presupuesto alguno para la adquisición de libros; por supuesto, que continuaba sin realizar la labor desarrolladora de los bibliotecarios, pues era imposible que desempeñara su papel con un inmueble muy bello, pero vacío. La misma suerte corrieron las demás bibliotecas del país.
Para el universo bibliotecológico el siglo XIX fue una época de grandes renovaciones. Muchos autores consideran el año 1850 como el principio de la catalogación moderna. Durante todo el siglo XX, las principales actividades informativas, bibliotecarias, archivísticas y bibliográficas se desarrollaron paulatinamente, condicionadas por su propia manifestación.
Luego del triunfo de la Revolución, las bibliotecas cubanas cambiaron el panorama de la actividad bibliotecaria, pues estas y sus bibliotecarios debían contribuir a toda la actividad científica creadora.
Con la creación de los diferentes ministerios, surgieron sus propias bibliotecas especializadas. Así, el Ministerio de Salud Pública, en 1965, decidió crear el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (CNICM), debido a la crítica situación que existía en Cuba respecto a la información biomédica, como resultado del bloqueo impuesto por el imperialismo norteamericano.
La dirección del CNICM orientó la organización de las bibliotecas en los hospitales de toda la isla. Las primeras fueron las de los hospitales “Calixto García”, “Freyre de Andrade”, Nacional “Enrique Cabrera” y el Provincial de Santiago de Cuba, de manera que se hizo indispensable la formación del personal idóneo.
BIBLIOTECAS MÉDICAS
En las ciencias médicas las bibliotecas brindan un aporte esencial al perfeccionamiento del conocimiento — desde las tablas de arcilla hasta los documentos digitales –, cuya relación ha quedado registrada en diferentes medios y soportes, elementales para el estudio y desarrollo de la medicina, y se ha ido fortaleciendo e incrementando, para así brindar todos los servicios, desde referencias básicas hasta información especializada. La biblioteca, además, ha cumplido un servicio primordial y social, al apoyar la docencia, la investigación y la asistencia. Asimismo las bibliotecas especializadas en ciencias de la salud trabajan para satisfacer las necesidades del profesional que labora en la asistencia, la docencia y las actividades investigativas, y colaboran, además, en la formación de estudiantes de las ciencias médicas, ya sea en pregrado o en posgrado. En esto radica la importancia de las bibliotecas de los diferentes centros de salud.
Fuente: Tomado de: www.sld.cu/…/el_dia_del_bibliotecario_se_celebra_en_cuba_el_7_de_junio_en_hom…, Citado el: 7 de junio de 2018