Frank País García

Frank País García junto a su madre y América Domitro. Foto: Archivo.

Y Frank creció. Ya no solo leía a Martí, ni su mirada se detenía en la literatura cubana, en la que tenía a Julián del Casal como referente poético. Comenzó a estudiar a los pensadores contemporáneos universales; de los que más lo impresionaron: el francés Jean-Paul Sartre, filósofo entre los más importantes de la tradición crítica europea y participante en la resistencia contra los nazis.

Iniciada la década de 1950 el pueblo cubano estaba esperanzado con las elecciones a celebrarse en los primeros días de junio de 1952, en las que todo apuntaba a que saldrían vencedores los ortodoxos. Chibás se suicidó el 16 de agosto de 1951 cuando acababa su programa de radio en una emisora de alcance nacional.

Legó al partido todo su capital político y la victoria era solo cuestión de tiempo. El cuartelazo de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952 puso en pie a una vanguardia que llevaba “en sí el decoro de muchos hombres”, y mujeres, presta a tomar en sus manos los destinos de la Patria. Ese propio día Frank se presentó en el cuartel Moncada. Fue a solicitar armas. Al igual que Maceo, estaba dispuesto a lanzarse a la insurrección de Oriente hasta Occidente para restablecer el orden constitucional. Tenía 17 años.

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