La dedicación de un maestro del bandaje ortopédico: un legado de más de 50 años

En el Centro de Producciones de Artificios Ortopédicos del Complejo Científico Ortopédico Internacional “Frank País”, el técnico en bandaje ortopédico  a quien todos conocen como “Méndez”, continúa su labor con la misma pasión que lo ha caracterizado a lo largo de su carrera. Su historia es un testimonio de humildad, responsabilidad y un profundo compromiso con el bienestar de sus pacientes.

La historia de Antonio Méndez Fornari, un técnico en bandaje ortopédico con más de cinco décadas de experiencia que ha transformado vidas con su humildad y compromiso

Desde muy joven, Antonio se sintió atraído por el mundo de la Ortopedia. “Siempre quise ayudar a las personas”, comenta mientras organiza su equipo de trabajo. Nos cuenta que cuando termina el servicio militar se incorpora a trabajar en el CCOI “Frank País” con solo 21 años, en esa época la institución no es lo que vemos hoy.

Desde 1968 forma parte de esta gran familia, los inicios fueron en un pequeño taller en un sótano, donde producían artificios ortopédicos que necesitaba el hospital.

Antonio Méndez Fornari

A lo largo de los años, ha visto pasar a generaciones enteras de pacientes, cada uno con su propia historia y necesidades. Su enfoque personalizado y su atención al detalle han hecho que muchos lo consideren no solo un técnico, sino un verdadero amigo en el proceso de recuperación.

Durante años se desempeñó como jefe del Departamento de Bandaje. El conocimiento y la experiencia que posee en esta área es de incalculable valor, estudiantes de todo el país y de otras naciones han aprendido con este maestro del bandaje ortopédico. Recuerda con mucha alegría su participación en todos los Congresos de Ortopedia que se realizaban a lo largo de la Isla como parte de las brigadas de apoyo, ello le permitió relacionarse con colegas de todas las provincias.

Cumplió misión internacionalista en Irak desde 1981 a 1986, en el Hospital de Bagdad donde se producían órtesis para pacientes pediátricos.A pesar de su vasta experiencia y trayectoria que todos admiran y respetan, Antonio es una persona extremadamente sencilla, a tal punto que se siente incómodo hablando de si mismo , agacha la cabeza y alega :”Solo hago mi trabajo”, dice modestamente.

Esta humildad ha resonado en la comunidad, donde es conocido no solo por su habilidad técnica, sino también por su disposición a ayudar a quienes más lo necesitan. Hace de todo, arregla cualquier máquina o equipo en la fábrica, porque nadie mejor que él conoce este lugar.

Es un compañero de trabajo maravilloso en toda la extensión de la palabra refieren sus colegas, es padre, abuelo, bisabuelo y esposo, con un corazón inmenso para dar a todos, lo mejor de sí. Durante estos años ha sido reconocido con todos los galardones que un trabajador excepcional puede recibir. A sus 78 años no se imagina en otro lugar ni desempeñando otro oficio y mientras las fuerzas se lo permitan, Méndez seguirá en el Centro de Producciones de Artificios Ortopédicos (la fábrica) del Complejo “Frank País”.

La historia de Méndez es un recordatorio de que la verdadera grandeza se encuentra en la dedicación y el amor por lo que uno hace. Su humildad, sencillez y responsabilidad son valores que trascienden su profesión y lo convierten en un ejemplo a seguir.En un mundo donde a menudo se busca el reconocimiento y la fama, él nos recuerda que la verdadera satisfacción se encuentra en servir a los demás con integridad y amor.