Los investigadores estudian la relación que existe entre la frecuencia de las comidas, las horas del día en que se ingieren y los cambios del Índice de masa corporal (BMI, siglas en inglés) en el estudio “Adventist Health Study 2” (AHS-2), que constituye una cohorte relativamente saludable de Norteamérica.
El análisis utilizó la información de 50,660 adultos miembros de iglesias Adventistas del Séptimo Día con una edad ≥30 años residentes en los Estados Unidos de Norteamérica o en Canadá (media ± SD de seguimiento: 7.42 ± 1.23 años). El número de comidas al día, el tiempo de ayuno nocturno, el consumo de calorías en el desayuno y el horario de la comida más copiosa, fueron las variables analizadas. El resultado evaluado fue el cambio del BMI por año.
Los investigadores concluyen que los resultados obtenidos en el presente trabajo sugieren que en adultos relativamente sanos, el comer con menos frecuencia, consumir un desayuno fuerte, hacer la comida más abundante en la mañana pueden ser métodos efectivos para prevenir el incremento de peso a largo plazo. Comer un desayuno fuerte y luego el almuerzo a las 5 o 6 horas y hacer un ayuno nocturno de 18-19 horas pudiera ser una estrategia práctica útil.
Kahleova H, Lloren JI, Mashchak A, Hill M y Fraser GE. J. Nutr. 2017;147( 9): 1722-1728