La otitis media es la inflamación del oído medio con o sin perforación de la membrana timpánica, y puede ser clasificada según su evolución en aguda o crónica. En el caso de la otitis media aguda (OMA) es la infección más frecuente del tracto respiratorio para el que se prescriben antibióticos en la infancia.
Quien así se expresa es la doctora Ditza Viera Álvarez, especialista en Otorrinolaringología (garganta, nariz y oídos), Profesora Auxiliar, Máster en Atención Integral al Niño, jefa del Servicio de esta especialidad en el Hospital Pediátrico Docente Juan Manuel Márquez de La Habana.
Refiere que es una enfermedad propia de lactantes y niños pequeños, aunque también puede aparecer en los adultos. La mayor incidencia ocurre en los primeros dos años de edad, y los pacientes más propensos a presentar recurrencias son aquellos en los que la infección se inicia antes de cumplidos los seis meses.
—¿Se conocen las causas que la originan?
—Es de origen multifactorial. La mayoría de los episodios de OMA son precedidos por una infección respiratoria alta, generalmente de origen viral, que ocasiona congestión nasal y que promueve la colonización bacteriana con inflamación de la nasofaringe y extensión al oído medio, donde se desencadenan mecanismos de respuesta inflamatoria que determinan la aparición de la OMA. Características anatómicas del oído medio e inmadurez inmunitaria presentes en los niños pequeños, contribuyen a la mayor frecuencia de esta enfermedad. El principal agente bacteriano es el Streptococcus pneumoniae, seguido por el Haemophilus influenzae y la Moraxella catarrhalis.
—¿Y en cuanto a los principales factores de riesgo?
—La prematuridad y bajo peso al nacer, las inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, infecciones de las vías respiratorias favorecidas por las estaciones del tiempo, hacinamiento, convivencia con más niños, fundamentalmente.
ambién malformaciones craneofaciales, entre ellas la fisura palatina y el síndrome de Down, el reflujo gastroesofágico, la presencia mantenida de secreciones nasales, tabaquismo pasivo, uso de chupete y biberón, así como antecedentes familiares de otitis y padecer de adenoiditis.
—En general, ¿cuáles son los signos y síntomas que nos pueden hacer sospechar la presencia de esta afección en niños mayores y adultos?
—Cuando en el curso de un proceso catarral aparece otalgia (dolor de oído), fiebre, sensación de oído ocupado o de sordera y la presencia o no de secreciones por el conducto auditivo hay que sospechar la inflamación del oído medio.
—¿Y específicamente en los bebés?
—La irritabilidad, llanto nocturno y el rechazo a los alimentos pueden ser los primeros síntomas, además suele asociarse a vómitos y diarreas. El lactante de más de seis meses tira de la oreja expresando las molestias que siente.
—¿Afecta por lo regular uno o ambos oídos?
—Puede afectarse solo uno, aunque en los niños pequeños con frecuencia están afectados ambos oídos.
—¿Cómo se establece el diagnóstico de certeza?
—Mediante la Otoscopia neumática, visualizando la membrana timpánica y valorando los cambios de coloración, posición, translucidez y movilidad.
—¿Cuál es el tratamiento de elección en estos pacientes?
—El alivio al dolor es el primer paso y el tratamiento restante está en relación con la edad del paciente y factores de riesgo que puedan complicar el cuadro, lo que decide el uso o no de antibiótico. Un elevado número de pacientes pueden curarse sin antibiótico o indicándolo si fuera necesario después de un periodo de observación. En menores de seis meses debe usarse siempre la antibioticoterapia y entre los seis y 24 meses valorar siempre que se piense en infección bacteriana. Es necesario mantener limpias y aireadas las fosas nasales para que el oído medio se normalice.
—¿Existe la posibilidad de que se produzcan infecciones repetitivas de los oídos en un corto periodo de tiempo? ¿Qué hacer?
—Sí. Es necesario evaluar al paciente de forma integral, de ser posible erradicar los factores de riesgo, así como seguir el cumplimiento de los tratamientos indicados.
—En general, ¿cuál es el pronóstico de estos pacientes?
—La OMA puede evolucionar favorablemente, inclusive sin tratamiento. Cuando se hace recurrente en cortos periodos de tiempo puede llevar a la cronicidad con pérdida auditiva que en los niños pequeños conduce al retraso en el desarrollo del lenguaje, bajo rendimiento escolar y trastornos en la conducta.
—¿Es posible reducir el riesgo de infecciones del oído con la puesta en práctica de algunos procederes preventivos?
—Sí. El control y prevención de las infecciones de las vías respiratorias es vital para reducir el riesgo de OMA. Estimular la lactancia materna sobre todo si hay antecedentes familiares (padres, hermanos) de otitis media, evitar el uso de biberones sobre todo en posición horizontal, tratamiento en caso de reflujo gastroesofágico, evitar el tabaquismo pasivo y valorar riesgo-beneficio en cuanto a la asistencia al círculo infantil si el niño hace más crisis cuando está expuesto a este medio.