Los estudios demuestran que lavarse las manos con jabón es una de las maneras más efectivas, simples y económicas de prevenir enfermedades. Los gérmenes existen en todas partes de nuestro entorno, hay más de 3 mil en cada centímetro cúbico. Ciertos virus pueden sobrevivir hasta más de 20 minutos en la superficie de los objetos.
El lavado de las manos con agua y jabón nos previene de enfermedades diarreicas, porque los microbios que las provocan ingresan por la boca, a través de las manos que han estado en contacto con materia fecal, agua contaminada, alimentos crudos y utensilios de cocina mal lavados. Si realizamos esta acción después de ir al baño y antes de tocar los alimentos, se reducen a casi la mitad los casos de diarrea o de neumonía, que causan la muerte a más de 3,5 millones de niños menores de cinco años en el mundo cada calendario.
Puede evitarnos la transmisión de parásitos intestinales, infecciones en la piel y en los ojos, así como enfermedades respiratorias, pues al frotar nuestras manos con jabón se elimina la mayoría de los microbios que provocan estas infecciones, como la neumonía. Además, protege contra el resfrío común y la Gripe A (H1N1).
Los epidemiólogos aconsejan lavarse las manos luego de usar el baño y antes de manipular alimentos, cargar o acariciar a un bebé, ingerir alimentos; tocarse los ojos, la nariz o la boca; visitar a un enfermo o curar una herida. Recomiendan realizar la misma acción sanitaria al sonarse la nariz, estornudar, toser o tocarse los ojos, la basura, animales o manipular sus excrementos; jugar en el patio o en las plazas, andar en bicicleta, hacer deportes o gimnasia, viajar en transporte público o asistir a lugares como hospitales, escuelas, canchas, cines, clubes, entre otros.
No saltar ningún paso
Algunas personas solo hacen un lavado superficial, lo cual dejaría gérmenes en las manos. Para lograr efectividad con esta medida es preciso seguir cuatro pasos fundamentales:
• Mojarse las manos con un poco de agua.
• Enjabonarse bien con jabón o un chorrito de jabón líquido, frotar toda la superficie de las manos: palmas, dorso, entre los dedos y las muñecas. Cepillarse debajo de las uñas.
• Enjuagarse con abundante agua.
• Secarse con una toalla limpia o un secador de aire. Si ello no es posible, sacudirlas hasta que queden secas.
Algunos niños no escuchan cuando les dicen que se laven las manos antes de las comidas, pero es un mensaje que vale la pena repetir.
Lavarse las manos es, sin duda, la mejor manera de evitar la propagación de microbios y de proteger a sus hijos de enfermedades.
Si los niños recogen gérmenes de alguna fuente de propagación, podrían enfermar sin darse cuenta simplemente al frotarse los ojos, la nariz o la boca. Y una vez que han sido infectados, es solo cuestión de tiempo antes de que toda la familia se contagie y contraiga la misma dolencia.
Lavarse las manos adecuadamente es su primera línea de defensa frente a la propagación de enfermedades como la meningitis, bronquiolitis, influenza, hepatitis A, y la mayoría de los tipos de diarrea infecciosa.