El destino político de Brasil se definirá en balotaje el próximo 26 de octubre entre dos candidatos con visiones opuestas sobre el modelo de desarrollo que debe guiar el futuro del gigante sudamericano.
La actual mandataria y candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, defiende la continuidad de las políticas sociales que han sacado a más de 36 millones de brasileños de la pobreza en los últimos 12 años, un modelo de integración regional y un Estado fuerte.
Aécio Neves, representante del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), apuesta por un regreso a la época neoliberal del expresidente Fernando Henrique Cardoso, con protagonismo absoluto del capital privado y garantías para los intereses foráneos.
Esa contienda la han vivido los brasileños durante las últimas décadas. Sin embargo, las encuestas vaticinaron durante varios meses un escenario distinto. La ambientalista y exministra del PT, Marina Silva, apareció con fuerza en el escenario electoral luego de asumir la candidatura del Partido Socialista Brasileño, que había quedado abierta con la trágica muerte de Eduardo Campos.
Pero tras una polémica campaña de alianzas con los poderes tradicionales y golpes de timón en temas claves para el país, Silva quedó relegada a un tercer puesto y quedó fuera de la contienda.
UNA NUEVA ELECCIÓN
A partir de este domingo comienza una nueva etapa de campaña política centrada en la pugna histórica entre el PT y el PSDB.
En su discurso de celebración por los resultados de la primera vuelta, Dilma Rousseff aseguró que los brasileños no quieren regresar a “los fantasmas del pasado”.
“Ahora vamos a tener una lucha con el PSDB que siempre gobernó para un tercio de la población y abandonó a los pobres”, refirió tras detallar el legado de recesión y desempleo que dejaron los gobiernos neoliberales.
Dijo además que recibió un mensaje del electorado para seguir adelante y continuar la lucha para cambiar Brasil.
Remarcó que el lema que la ha acompañado en estos comicios, “Gobierno nuevo, ideas nuevas”, se materializará en proyectos como resolver el problema de salud y crear una nueva red de clínicas que reduzcan los tiempos de espera para la atención médica.
Mencionó también planes de seguridad social, educación e impulso a la economía “sin hacer ajustes impopulares”.
Por su parte, Neves centró su discurso en un llamado a todas las fuerzas políticas a sumarse a su campaña e hizo un guiño especial al electorado identificado con Eduardo Campos.
“Este proyecto va a incluir a todos aquellos que puedan aportar algo para construir nuestra victoria. Estamos dispuestos a aceptar cualquier ayuda”, afirmó.
Dijo que ya se sentía un ganador y que los resultados habían superado incluso sus expectativas personales.
Silva, entretanto, no declaró su apoyo a ningún candidato, ni a Rousseff ni a Aécio Neves, que quedó en segundo lugar, y dijo que condicionará su decisión al “diálogo” sobre su programa.
LA BATALLA REGIONAL
En estos comicios también se definía la elección de los gobernadores de los 27 estados, senadores, y legisladores estaduales y federales.
En ese campo también se observa la pugna entre el PT y el PSDB.
Los tucanos, como se conoce a los miembros de la socialdemocracia brasileña, mantuvieron el control sobre Sao Paulo, el estado más poblado del país, pero perdieron su bastión histórico de Minas Gerais.
El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, fue reelegido con el 57 por ciento de los votos, cifra que le da la victoria sin necesidad de acudir a una segunda vuelta.
Entretanto, el triunfo de Fernando Pimentel en Minas Gerais, donde el PT nunca había gobernado, es un duro golpe para el propio Neves, que fue gobernador de ese estado entre el 2003 y el 2010.
Así se van definiendo las posiciones en el escenario político que terminará de dibujarse el próximo 26 de octubre y definirá el futuro de Brasil.