Las aplicaciones de las que hacemos uso intensivo en nuestros equipos informáticos varían en gran medida dependiendo de los fines con los que utilicemos nuestro PC (diseño gráfico, ofimática, edición audiovisual, etcétera).
Sin embargo, independientemente de si empleamos nuestro ordenador para el trabajo o para el ocio, el navegador web constituye uno de los programas a los que recurrimos con mayor asiduidad. Puesto que todos los que ponen a nuestra disposición los principales desarrolladores de software se ofrecen en régimen gratuito y buena parte de ellos están disponibles para una amplia gama de plataformas, en este caso, la elección no queda supeditada al precio. Ya que únicamente depende de nosotros, la pregunta que se plantea es: ¿cuál nos conviene?
Alfa, beta y final
Con la excepción de Safari y Maxthon, las versiones más recientes de las aplicaciones que hemos sometido a análisis se encuentran en fases alfa o beta de su desarrollo. Dado que parte de estas aplicaciones provisionales se actualizan con regularidad aproximándose más y más a la solución definitiva, cabe tener en cuenta que desde el momento de escribir estas líneas pueden haberse operado cambios en las mismas que incorporen nuevas funcionalidades o modifiquen las características presentes.
Sin embargo, a estas alturas podemos esperar que no resulten lo suficientemente significativas como para desvirtuar las pruebas que hemos llevado a cabo. No obstante, ¿hasta qué punto han evolucionado estos programas respecto de sus encarnaciones anteriores?
Cambios poco significativos
Una respuesta apresurada a la cuestión afirmaría que los cambios son escasos, en ocasiones apenas perceptibles. En líneas generales, el nuevo parque de navegadores posee como característica común una apariencia más minimalista en la que únicamente las opciones estrictamente necesarias permanecen a la vista de manera permanente. En este sentido todos los desarrolladores parecen haber apostado por el estilo que instaurará Google Chrome en su momento, donde la interfaz se reduce a su mínima expresión para que el internauta cuente con el máximo espacio para visualizar las páginas.
Por lo demás, podemos encontrar nuevas características ciertamente meritorias, como el modo Lector que implementa Safari 5, la sincronización de contraseñas mediante Sync que ahora se incluye de serie en el paquete de instalación de Firefox 4 o el mejor aprovechamiento de las características de Windows 7 del que hace gala Internet Explorer 9.
Lo que no se ve
Sin embargo, cabe no olvidar que la red de redes es un entorno en constante evolución y en el que conviven páginas desarrolladas en conformidad con diversos estándares. Desde los mismos inicios de Internet, el World Wide Web Consortium ha ido aportando especificaciones que sirvan de guía tanto a los administradores de sitios web en el momento de diseñar sus páginas como a los desarrolladores de software de navegación, que han ido perfilando sus productos para que sean capaces de interpretarlas. Como es lógico, a medida que han ido apareciendo las nuevas versiones de las especificaciones, la codificación de las páginas y la interpretación que los navegadores hacen de las mismas han ido diversificándose hasta dibujar un panorama lo más variopinto, o mejor dicho, hasta desdibujarlo.
Así, todavía podemos encontrar en la Red desde páginas optimizadas para navegadores hoy en día obsoletos –como Netscape Navigator o encarnaciones tempranas de Internet Explorer–, hasta sitios web que explotan al máximo las últimas tecnologías para ofrecer experiencias interactivas audiovisuales. Son estas últimas, sobre todo, las que sin duda justifican el elenco de nuevas versiones que nos ocupa.
El progresivo advenimiento de HTML5, la versión más reciente del lenguaje de marcado que constituye la piedra angular de Internet, exige la puesta al día de las aplicaciones, que por otra parte deberán ser capaces de seguir gestionando con normalidad con las páginas más antiguas.
Así pues, pese a que desde el punto de vista del usuario no se aprecien cambios demasiado significativos, sin duda resulta recomendable actualizarse a la versión más reciente, puesto que poco a poco los diversos navegadores han ido volviéndose más seguros, más ágiles y compatibles en la interpretación del código y más cómodos de usar.
Por otro lado, pese a que la evolución de la Web es lenta y progresiva, existe la posibilidad de que, si no nos actualizamos, determinadas páginas no se muestren correctamente o no nos permitan realizar operaciones concretas. Buena parte de las mejoras radican, en resumen, en aspectos invisibles para el usuario. De ahí que hayamos decidido poner a prueba su rendimiento y su compatibilidad mediante diversos tests.
Descripción de las pruebas
Para valorar el rendimiento de los diversos navegadores y su compatibilidad con los estándares más recientes, hemos utilizado un equipo Pentium Dual Core a 2,60 gigahercios equipado con 4 gigabytes de RAM. Los tests han sido realizados bajo Windows Vista con Service Pack 2, aunque para evaluar la integración de Microsoft Internet Explorer 9 en Windows 7 hemos empleado además una partición en la que se ejecutaba este sistema operativo.
En cuanto a las pruebas en sí, en primer lugar hemos ejecutado Peacekeeper Browser Benchmark en cada uno de los navegadores. Este test se compone de seis fases que miden el rendimiento de JavaScript del navegador y contemplan desde el tiempo que tarda el navegador en renderizar y modificar los elementos HTML de las páginas web hasta el que emplea para simular fenómenos físicos con elementos en movimiento, pasando un análisis del trazado y la manipulación de gráficos complejos en 3D.
Seguidamente hemos sometido a cada programa a la prueba que nos propone Acid3 Test. Si la versión previa de este test se centraba principalmente en el tratamiento que daba el navegador a los Cascading Style Sheets (CSS), este amplía las pruebas para focalizar en las tecnologías que permiten al usuario la interacción en las páginas de la Web 2.0.
Por otra parte, SunSpider JavaScript Benchmark, el tercer benchmark que hemos ejecutado, mide la velocidad en la ejecución de lenguaje JavaScript y contempla también una serie de subapartados que incluyen tests de criptografía, de descompresión de código o de iluminación de elementos 3D.
A continuación hemos sometido a los seis navegadores a un test de compatibilidad con HTML 5, una compatibilidad que consta como mejorada en la lista de especificaciones de todas las nuevas versiones.
Por último, hemos utilizado cada uno de los navegadores para conectarnos a Scanit Browser Security Test, una página que diagnostica vulnerabilidades a través de más de una decena de tests. Estos analizan problemas de corrupción en memoria, Flash y QuickTime, etcétera. Pese a que hemos optado por la modalidad más intensiva a la hora de testear sus posibles agujeros, cabe decir que, en lo concerniente a la seguridad, todas las aplicaciones han superado esta última prueba sin ningún tipo de problema.
La opinión de PC Actual: un panorama homogéneo
Navegar por la Web se ha convertido en un acto tan natural como caminar. Del mismo modo que nuestros pies nos guían sin que tengamos que gestionar sus movimientos, muy raramente necesitamos pensar en qué atajo de teclado vamos a pulsar ni en qué botón vamos a hacer clic. En este sentido, pese a que las nuevas versiones están destinadas a agilizar las tareas, los cambios en sus interfaces pueden erigirse, al menos durante la fase inicial, en pequeños pero molestos obstáculos.
Un cambio más radical, es decir, abandonar nuestra aplicación favorita en favor de otra, comportará sin duda mayores inconvenientes. En cualquier caso, nos encontramos frente a seis navegadores eficientes y robustos. Cualquiera de ellos resulta apto para realizar las tareas más habituales. Así pues, permanecer fieles a nuestro software favorito e instalar una segunda opción en paralelo para emplearla en los casos puntuales en los que una determinada página nos ocasione problemas puede resultar la mejor alternativa para aquellos que desean minimizar las interferencias.
Para todos los gustos
Aunque ninguno de los programas sometidos a análisis brilla por encima del resto con suficiente intensidad como para eclipsar a los demás, es obvio que tanto Chrome 8 como la nueva encarnación de Opera son los más rápidos. Las cifras de crecimiento que avalan el primero no podrían augurarle un futuro más halagüeño. Desafortunadamente, el segundo no tiene la difusión que merece en bsae a sus prestaciones, especialmente si deseamos compartir canciones, fotografías u otra información con nuestros contactos sin instalar una aplicación adicional.
Por otra parte, probablemente no resultará fácil que los usuarios de Apple abandonen Safari, dado el excelente rendimiento que le avala en esta plataforma. En Windows, las cifras son distintas y, para aquellos que utilizan este sistema operativo, hasta el momento se trataba de un software con pocos atractivos. No obstante la modalidad Lector que ofrece esta última versión constituye una de esas características que le llevan a uno a preguntarse por qué no se implementará como estándar en todos los navegadores de mercado.
Maxthon, por su parte, resulta muy interesante, sobre todo como segundo navegador. Pese a que en seguridad no está a la altura de sus competidores, en otros aspectos, como el consumo de memoria o la agilidad a la hora de visualizar las páginas, se halla por encima de la media.
Dos candidatos
No obstante, en la tesitura de tener que decantarnos por un navegador, hemos encumbrado a Microsoft Internet Explorer y a Mozilla Firefox. En el primer caso, por su excelente integración en el sistema operativo, su interfaz mejorada y, sobre todo, por sus garantías de compatibilidad.
Al margen de lo que dictaminen los nuevos estándares, no cabe olvidar que sigue siendo navegador que utiliza la mayoría y los administradores de sitios cuidarán de que los visitantes puedan utilizarlo para navegar y realizar operaciones en sus páginas. Además, es indispensable para la ejecución de procesos on-line que resultan incompatibles con los demás navegadores, como el análisis y desinfección desde aplicaciones web que proponen buena parte de los desarrolladores de software de seguridad.
Mozilla Firefox comparte podio por una característica a la que todos sus usuarios están acostumbrados hasta el punto de no poder prescindir de ella: su increíble versatilidad. Sus más de cinco mil complementos lo convierten en muchos navegadores en uno. A decir verdad, tantos que resultaría imposible analizarlos en estas páginas.