El profesor Ángel Arturo Aballí a través de largos años de enseñanza de Higiene Infantil y Pediatría, comprobó la necesidad de crear instituciones para el cuidado y diagnóstico de la tuberculosis en la infancia, que constituía en aquella época un gran problema de salud.
Solo entonces una sala de Pediatría en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes. Se crea en 1929 la liga contra la Tuberculosis Infantil. Con un incansable trabajo Aballí propició la creación de un dispensario para niños tuberculosos (dispensario Calrette), un preventorio para lactantes (Preventorio Grancher) y el preventorio Martí en Cojímar. Finalmente logró la creación de una sala para niños enfermos en el Sanatorio “La Esperanza”. Con la perseverancia y el prestigio que caracterizaba al profesor Aballí se construyó el hospital cuyo nombre fue Sanatorio Infantil Anti-Tuberculoso Dr. “A. A. Aballí”.
Su diseño pertenece al arquitecto Luis Dauval y su construcción costó un total de 800 000 pesos. Resultó Medalla de Oro del Colegio de Arquitecto. El edificio se levanta sobre la loma de San Juan, en el Km 8 de la Carretera de Bejucal.
El hospital contaba a su inauguración con 300 camas, laboratorio, anfiteatro para conferencias, cinematógrafo, comedor lavandería, almacenes y aulas de instrucción. La presencia de un patio central tenía el objetivo de ser además área de juego y ejercicios para los niños.
Se debe señalar como aspecto trascendental, que el personal médico, enfermeras, técnicos y demás especialistas fueron nombrados después de realizar ejercicios de concurso por oposición. Estos exámenes fueron presididos por los profesores Aballí y Clemente Inclán, quienes no permitieron que el poder económico o político influyera en la selección.
La utilización de los nuevos medicamentos antituberculosos, determinaron un nuevo rumbo al hospital y en 1956 pasó a ser Hospital Infantil ampliando su perfil a cualquier enfermedad pediátrica.
Ya fallecido el Dr Aballí y como era habitual en los gobiernos de turno de la época la administración propició el lucro y sus trabajadores recibían salarios bajos. La situación del hospital como la del resto de la salud en el país era precaria.
En 1959 al triunfar la Revolución el hospital se encontraba mal organizado. En 1960 cuando iba a ser reparado algunos funcionarios consideraron que el mismo debía cerrarse ya que iban a inaugurar el William Soler. La unión de los trabajadores, que visitaron al Ministerio logró que se mantuviera abierto.
En esa etapa, siguiendo el Reglamento de Hospitales puesto en vigor en 1963, se reorganizó el hospital. Al Triunfo de la Revolución el hospital contaba con 12 salas, de ellas 4 dedicadas a TB y 8 a misceláneas. Al inicio de la década del 60 al reparar el hospital se añadió el departamento de Alergia y el de Psiquiatría Infantil. Se construyó además el edificio para la administración y mantenimiento, así como el almacén de miscelánea.
La biblioteca se reorganizó y se creó un salón de lectura especial donde se instaló el Museo Aballí con pertenencias, documentos y libros donados por su viuda.
En el instituto del hospital existía un busto de Elisa Godinez y el bronce del mismo fue utilizado para fundir el busto del profesor Aballí que conservamos hoy, también se rindió homenaje a nuestro Héroe Nacional fundiendo un busto en los jardines del hospital.
La docencia médica se inició en 1964 y 2 años antes se había creado la escuela de auxiliares de enfermería.
En 1966 se iniciaron las guardias médicas de los especialistas y en 1967 fue el primer hospital infantil que trasladó consultas de pediatrías a los policlínicos.
Los trabajadores del hospital participaron de forma protagónica en la primera campaña de vacunación antipolio.
En el transcurso de los años el hospital se vio inmerso en los diferentes programas de salud para disminuir la mortalidad y morbilidad en la infancia por enfermedades infecciosas. Paralelamente se contribuyó a la formación de nuevas generaciones de médicos, enfermeros y técnicos.
El 17 de enero de 1981, a raíz de la epidemia de dengue hemorrágico el hospital fue visitado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, en su recorrido por las salas sugirió la creación de una sala de cuidados intensivos con todos los adelantos de la ciencia y la técnica. Dos años después el 18 de febrero de 1983 se haría realidad la promesa de Fidel, inaugurándose la sala de Cuidados Intensivos y un nuevo Cuerpo de Guardia.
En la década del 90 con las carencias del Período Especial, las instalaciones del Hospital sufrieron un deterioro importante. En el año 2003 como parte del Programa Batalla de Ideas de la Revolución se decidió realizar una remodelación total para transformarlo en Materno Infantil. La inversión realizada con un costo de aproximadamente 20 millones de pesos incluyó la ampliación de más instalaciones con la construcción de una Unidad Quirúrgica Materna, un bloque de consulta externa, Anatomía Patológica, Laboratorio de Microbiología y un edificio multipropósito para la administración y mantenimiento.
Es de destacar que durante el tiempo que duraron las obras de reparación no se suspendieron los servicios pediátricos gracias al esfuerzo de los trabajadores que no dejaron de brindar atención a la población a pesar de las difíciles condiciones.
En el años 2006, casi concluido el proceso de inversión asumió el hospital la atención y seguimiento de pacientes con sospecha de dengue. En apenas unos días el hospital habilitó 310 camas, de ellas 36 de cuidados intensivos. Debemos decir con orgullo que gracias al esfuerzo del colectivo y otros profesionales que apoyaron el trabajo no lamentamos la pérdida de ninguna vida.
Nuevamente en el 2007 y 2008 asumimos igual tarea, además del 14 de febrero a marzo del 2009 se realizó en el centro la actividad quirúrgica del hospital William Soler que reparaba su Unidad Quirúrgica.
Finalmente el 9 de Marzo del 2009 el hospital iniciaba sus funciones como Hospital Materno Infantil.
Actualmente es nuestra misión brindar atención de excelencia a mujeres y niños dando así cumplimiento al Programa Nacional de Atención Materno Infantil.