Difícilmente pudo suponer Hans Selye cuando introdujo el concepto de “stress” en las Ciencias Biológicas, que el mismo se iba a expandir tan rápido y con tanta intensidad no sólo a las Ciencias Sociales y Humanistas y en particular a la Psicología, sino al lenguaje popular en la propia vida cotidiana de millones y millones de personas alrededor del mundo.
El mundo hispano hace ya varias décadas renunció al anglicismo y estampó su propio término, ESTRÉS, un término en que se engloba con simplicidad lo que pretende expresar uno de nuestros mas reiterados eslóganes: el hombre como UNIDAD BIO-PSICO-SOCIAL. Por mera curiosidad “pincho” Google y me ofrece 501, 000,000 de referencias a “stress” y 26, 400,000 referencias a estrés, ello nos dice que estamos en presencia de un constructo que tras vencer la prueba del tiempo nos evidencia que llegó para quedarse.
Y es que por su vital significación en la existencia real de las personas, difícilmente cualquier rama del saber y el quehacer humano pueda no tomarle en consideración ya que se trata de un concepto que, por sólo citar unos pocos ejemplos, tiene que ver tanto con las causas por las que una persona enferma, como con las formas en que hace frente a su enfermedad; tanto con que una persona pierda las esperanzas ante los mas triviales obstáculos, como con que resilientemente se empine por encima de los mas diversos avatares de la vida; tanto con que una empresa produzca con eficacia y eficiencia, como con que se arruine; tanto con que un atleta casi desconocido gane una medalla, como con que un consagrado quede relegado; tanto con que toda una sociedad prospere y florezca, como con que se quede estancada y paralizada.
Añádasele que es un concepto que, a tenor de lo que exigen los tiempos actuales una vez transcurrida la primera década del Tercer Milenio, consecuentes con la afirmación del conejo del cuento de “Alicia en el País de las Maravillas” y su afirmación de que “hoy día hay que correr mucho para permanecer en el mismo lugar”, no ha dejado de estar en movimiento y se ha renovado constantemente. Baste señalar la concepción de Richard Lazarus, una de sus más prominentes figuras líderes cuando propuso reconsiderar el estrés como “sub serie de emociones”, otro concepto de indudable significación para el logro de la calidad de vida y el bienestar de las personas, rescatado de las sombras en que permaneció durante mucho tiempo.
Demos la bienvenida entonces a la iniciativa de nuestros colegas, de apertura de un Sitio WEB en el que los profesionales cubanos podamos plasmar nuestras experiencias, y conocer lo que hacen nuestros compatriotas en torno a un apasionante tema que tan importante resulta tanto desde lo profesional multidisciplinar, como desde la decisiva cotidianidad de las personas.
DrC. Miguel Ángel Roca Perara
Doctor en Ciencias Psicológicas
Profesor Titular
Universidad de La Habana