27 NOVIEMBRE, LUTO NACIONAL POR EL FUSILAMIENTO DE 8 ESTUDIANTES DE MEDICINA, EN 1871

POR: María del Carmen Amaro Cano
Profesora Consultante Salud Pública FCM “General Calixto García”.
Vice-Presidenta Sociedad Cubana Historia de la Medicina
Vice-Presidenta Comisión Nacional Ética Médica

En 1871 el Ejército Libertador asestaba golpes contundentes a las tropas del ejército español y ello fue uno de los motivos de la opresión indiscriminada sobre la población civil.
Por su parte, la Universidad de La Habana continuaba sus tareas, en medio del impacto social generado por la guerra emancipadora iniciada tres años antes, el 10 de octubre de 1868, en el Ingenio La Demajagua, donde Carlos Manuel de Céspedes proclamara la independencia de Cuba, liberando a sus esclavos e incorporándolos al ejército mambí, dando a conocer el Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, en el que se declaraba los principios de la lucha revolucionaria, entre los cuales destacaba la igualdad de todos los hombres, blancos, negros y mestizos, cubanos o españoles.
Figuraba como Decano de la Facultad de Medicina el doctor Fernando González
del Valle y Cañizo.
En la tarde del viernes 24 de noviembre los alumnos del primer curso de medicina esperaban en el Anfiteatro Anatómico, ubicado muy próximo al cementerio de Espada, la llegada de su profesor, quien debía impartir una clase de Anatomía. .
Al enterarse los estudiantes de que demoraría la llegada del profesor, varios se dispusieron a asistir a las prácticas de disección que explicaba el doctor Domingo Fernández Cubas; pero algunos entraron en el cementerio y recorrieron sus patios, uno arrancó una flor y otros montaron en el vehículo que había conducido cadáveres destinados a la sala de disección y pasearon por la plaza que se encontraba delante del cementerio.

El vigilante del cementerio, mortificado porque aquel grupo de jóvenes había “descompuesto sus siembras”, hizo una falsa delación al gobernador político, de que los estudiantes habían rayado el cristal que cubría el nicho donde reposaban los restos del periodista español, Gonzalo Castañón. Esa declaración fue motivo para que el gobernador fraguara, con increíble prontitud, un plan para “elevar su prestigio” ante sus superiores. Los estudiantes de medicina fueron detenidos al salir de la clase de disección, a pesar de sus protestas de inocencia, por la cobarde postura del catedrático Valencia. y juzgados en medio de un motín de Voluntarios españoles de La Habana.
El Cuerpo de Voluntarios protagonizaba la violencia contra los independentistas cubanos en las zonas urbanas, destacándose el saqueo del Palacio Aldama, los sucesos del Teatro Villanueva y el Café “El Louvre” expresión de la represalia que la metrópoli desataba, con los Voluntarios de La Habana como principales promotores y con la complicidad de las más altas autoridades colonialistas.

Desde la medianoche del día 26 hasta bien entrada la mañana del 27 demoró la decisión del rigor de la sentencia y del número de prisioneros que se someterían a ella. Aunque la defensa de Federico Capdevila fue célebre, no pudo impedir que al final se determinara que el estudiante que había arrancado la flor que estaba delante de las oficinas del cementerio y los 4 que habían jugado con el vehículo, debían condenarse a la pena máxima. Otros 3 fueron escogidos al azar para llevar a cabo el “escarmiento”.

El 27 de noviembre ocurrió el cruel fusilamiento de 8 estudiantes de primer año de medicina. De ellos, uno era camagüeyano (Carlos Augusto de la Torre y Madrigal), otro era de Matanzas (Carlos Verdugo y Martínez, 17 años), otro de Quivicán (Eladio González Toledo, 20 años) y los cinco restantes eran de La Habana (Alonso Álvarez de la Campa y Gamba, de 16 años; Anacleto Bermúdez y González de Piñera, 20 años; José de Marcos y Medina, 20 años; Ángel Laborde y Perera, 17 años y Juan Pascual Rodríguez y Pérez, 21 años).

De sus restantes compañeros de curso, 11 fueron condenados a 6 años de prisión, 20 a 4 años y 4 a 6 meses de reclusión.

En 1873 Martí escribe el poema “A mis hermanos muertos el 27 de noviembre”: Años más tarde, cuando Martí preparaba la Guerra Necesaria de 1895, contaría entre sus más fieles colaboradores, a Fermín Valdés Domínguez, ya graduado de médico, quien fuera uno de los estudiantes que sufrieron prisión en 1871. El 27 de noviembre de 1946, aniversario 75 del fusilamiento de los estudiantes de medicina, el joven estudiante de Derecho, Fidel Alejandro Castro Ruz, apenas un año después de su llegada a la Colina, fue escogido como uno de los oradores y dio un ejemplo de su vocación de político y revolucionario con la valiente y profunda reflexión acerca de los males de la nación.
Los jóvenes cubanos, y en especial los jóvenes estudiantes universitarios, cuentan con una valiosa herencia que les permite hoy día continuar siendo la dulce esperanza de la Patria, como calificara el Padre Félix Varela a los jóvenes, en sus Cartas a Elpidio.
En el año 2000, Fidel alertaba: “Lo más importante habrá de ser su consagración total al más humano y noble de los oficios: salvar vidas y preservar la salud, más que médicos serán celosos guardianes de lo más preciado del ser humano, apóstoles y creadores de un mundo más humano. Como lo quiso Martí.”
Y eso es lo que han hecho los miles de médicos cubanos que han colaborado en Brasil, por lo que resulta un gran irrespeto a su dignidad, las ofensivas declaraciones del actual Presidente de ese país.