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BIOGRAFIA

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El médico mexicano, doctor Enrique Cabrera Cossío (1918-1964), quien prestó servicios en Cuba por espacio de más de un año como Director del Departamento de Cardiología del Hospital Nacional de Alta Habana y del Hospital William Soler y como profesor de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, falleció el 9 de enero de 1964 en el Kremlin de Moscú, donde había sido enviado por encomienda del Ministerio de Salud Pública.

El profesor Cabrera había nacido en el Distrito Federal de México el 15 de julio de 1918 en el seno de una familia acomodada y de gran prestigio, tanto en la vida cultural como política del país. Estudió la carrera de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se graduó en 1942 con mención honorífica. Realizó estudios de perfeccionamiento en Medicina interna entre 1942 y 1943 y en 1944 trabajó como médico adjunto del Departamento de Electrocardiografía en el Instituto Nacional de Cardiología de México. Dos años después fue promovido a médico investigador y Subjefe del mismo Departamento, cargos que desempeño hasta 1962.

El doctor Enrique Cabrera legó una notable contribución al desarrollo de la teoría electrocardiográfica. Estudió el fenómeno eléctrico en el corazón y lo correlacionó con las condiciones hemodinámicas en medio de las cuales trabaja el vital órgano. Asimismo hizo aportes de incalculable valor en temas de tanta importancia como el de las valvulopatías reumáticas y de numerosas cardiopatías congénitas, con lo que abrió la perspectiva de establecer un diagnóstico de índole fisiopatológico en estas afecciones.

En el primer curso que impartió en 1951 en La Habana sobre la materia, causó una grata impresión por la inusitada claridad de sus conferencias, a pesar de su extrema juventud. Después de esa visita, viajó a la Mayor de las Antillas en varias ocasiones, hasta que decidió establecerse en ella de modo definitivo en 1962. Fue uno de los más probados, tenaces y consecuentes amigos de la Revolución desde el triunfo de ésta en 1959. Defendió en alta voz el derecho de Cuba a seleccionar el Socialismo como vía para el desarrollo nacional; combatió de modo vertical al imperialismo estadounidense; desenmascaró el papel neocolonialista de la OEA y fue un tenaz paladín de la victoria del Socialismo y la consolidación de la paz.

Su decisión de otorgarle su ciencia y su vida a la Revolución cubana, quedó bien demostrada desde su llegada a la isla con su esposa e hijos en vísperas de la llamada crisis del Caribe. Desde su arribo se hizo eco de su nombre en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, en el Ministerio de Salud Pública, en varios hospitales, en la Sociedad Cubana de Cardiología, así como en el Colegio Médico Nacional como profesor de variados cursos, como integrante y presidente de diversas mesas redondas y como ponente de distintos eventos científicos,  en los que siempre se hizo sentir como un magnífico profesional y como un ejemplar revolucionario.

Los cuatro días comprendidos entre el 9 y el 12 de marzo de 1964 se dedicaron a enaltecer la memoria de ese gran médico y gran amigo de Cuba. A ese efecto se programaron actos de homenaje póstumo por el Ministerio de Salud Pública, el Consejo Científico de ese organismo, la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, el Colegio Médico Nacional, la Sociedad Cubana de Cardiología, la Sociedad Cubano-Mexicana de Intercambio Cultural, la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud.

Este gran programa se inició con un acto solemne de invocación, que tuvo lugar en la mañana del 9 de marzo en el Hospital Pediátrico William Soler, en el que la cardióloga Ada Kourí de Roa dio lectura a la biografía del ilustre desaparecido. En la presidencia de esa primera actividad estaban el licenciado Gilberto Bosques, Embajador de México en Cuba; la señora Josefina Bravo de Cabrera, viuda del profesor Cabrera; el doctor Daniel Alonso Menéndez, Director Nacional de Hospitales; el doctor Joaquín Pascual Gispert, Director del Hospital Pediátrico William Soler y el doctor José Rodríguez González, Director del Hospital Nacional, donde horas después se celebró el segundo acto de ese día.

En la solemne ceremonia de la tarde de la misma fecha, luego de las palabras iniciales del doctor Rodríguez González, se descubrió una tarja de bronce, donde apareció el nombre de Hospital Nacional Dr. Enrique Cabrera, el cual sería el que a partir de entonces llevaría oficialmente esa institución de salud en sustitución del de Hospital Nacional de Alta Habana, con el que se le conoció hasta entonces.

“Estará presente el Dr. Enrique Cabrera Cossío en cada momento en el enfoque, en la tarea y en la obra general que se realice en este hospital…” “… Aspiramos a que nuestras generaciones lleguen a tener una trayectoria y concepción de la vida como la tenía este amigo de Cuba…”

En esta actividad, cuya celebración se convirtió en  una fecha memorable de la Medicina cubana, acompañaron al Ministro la señora viuda del doctor Cabrera; el doctor Ricardo Portilla, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana; el doctor Juan Marinello, Embajador de Cuba ante la UNESCO; los Viceministros de Salud Pública, doctores José M. Miyar Barrueco de Asistencia Médica, Carlos Font Pupo de Economía, Alfredo Carriles de Suministros Médicos y Daniel Alonso Menéndez de Hospitales y Policlínicos. Se encontraban también presentes varios cardiólogos mexicanos, Estela Cansina, funcionaria del Seguro Social de México y los hijos del occiso Ana Elena y Javier Cabrera Bravo.

En días posteriores, hasta el 12 de marzo, se continuaron los actos en honor del profesor Enrique Cabrera. En la jornada que se dedicó a honrar su memoria en el hospital “América Arias” se le dio su nombre a la biblioteca de ese centro de salud. En el acto celebrado con igual fin en el Hospital Provincial de Santiago de Cuba, se descubrió una tarja con su nombre en el Departamento de Cardiología. Además se realizaron actividades de recordación en la Sociedad Cubana de Cardiología, el Colegio Médico Nacional, el Museo Histórico de las Ciencias Médicas “Carlos J. Finlay” y el Instituto Superior de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”.