Emblema

Distinguidos compañeros: Cumple a mi deseo expresarles un saludo, y pasar al motivo que nos interesa. Conforme han sido ustedes informados, he tomado parte, tomé toda la parte en la confección del que correctamente llaman “emblema que viene usando el organismo clasista de los dentistas cubanos”. En efecto, dicha prenda es un distintivo, una divisa, una figura representativa, una insignia, una joya, un símbolo, una venera; no un blasón ni un escudo, campo del blasón. Claro que todo esto origina de la heráldica, está afectado por ella; pero un distintivo no exige ni implica por fuerza sujeción a reglas heráldicas; ni siquiera como emblema; porque este es un “jeroglífico, símbolo o empresa que suele llevar al pie un verso, lema o sentencia”. Confeccioné (otro perfeccionó el croquis material) este distintivo, divisa o emblema, para que pudiese ser, ocasionalmente, capitel, condecoración, cuadro, joya, sello, de la que aspiraba fuese “facultad de estomatología”; a usar por ésta y, en consecuencia natural, por todos los facultados, los dentistas, o estomatólogos, u odontólogos, como se quiera clasificarlos, porque las palabras nada son comparadas con el prestigio y los valimientos de la clase.

Quise con ello establecer una demarcación nuestra como facultad, tanto como cualquier otra, sin subordinaciones de inferioridad con que se nos venía afrentando (y todavía se pretende mantener por ciertos sectores) a las que contribuían con un sometimiento, que mantuvieron hasta el fin de su vida, algunos factores oficiales, de nosotros mismos. Debí considerar, y consideré circunstancias que, relacionadas seguidamente, explican la motivación heráldica que pueda señalarla.

El distintivo o emblema había de tener, ineludiblemente, un contorno, una forma, cualquiera que fuese, y adopté la ovalada, la actual de la Universidad de La Habana, de la que nuestra “facultad” es integración orgánica. Ni siquiera esta sencilla cuestión fue así como así: hubo que meditarla; porque esta forma ovalada no es la original de la Universidad, que era estrangulada (italiana), en pugna con la ovalada (española), que luego ha prevalecido; consecuencia de la polémica entre la Orden de los Dominicos fundadores, en su eterna querella sobre cual fue el “Santo Domingo” que la instituyó, si el de España o el de Italia. Además, la forma ovalada es eclesiástica, como era nuestra primitiva Universidad… y aunque ésta ya no es de la Iglesia… conserva la forma del escudo blasonado (que si era blasón). Por otra parte la forma se presta a todos los propósitos perseguidos: Condecoración, joya, sello…etcétera. En la orla de este distintivo constaban sendas leyendas: “Universidad de La Habana”. “Facultad de Estomatología”. En ningún tiempo supe de colectividad o corporación alguna que hubiere tomado expreso, formal acuerdo (por lo menos no se contó conmigo para ello) de adoptar este emblema como de la profesión y sus profesionales; pero ha resultado de hecho, y, es claro, las citadas leyendas, que eran particularizantes, han debido, en razón, desaparecer.

Dentro de la orla, el emblema está cortado en dos, una parte superior midiendo, más o menos, dos tercios de la superficie; y una parte inferior como de un tercio; ambas esmaltadas. La primera o superior es un campo lila. El color lila es oficial de la Facultad de Odontología, adoptado por acuerdo unánime del Claustro General de la Universidad de La Habana, en virtud de ponencia argumentada en la que tomé parte ejecutiva.

Dos supuestos, entre otros menores, informaron la elección de este color: Primera, debía ser uno, cualquiera, que no fuese el de otra facultad, porque nosotros constituimos una particular y propia, capacitada, diferente, independiente, legal, prestigiosa… y no había por qué seguir vistiendo librea de lacayo de pretendidos superiores que no ocultaban su gran desdén, y que tanto obstaculizaron la marcha progresiva de la Escuela Dental, dañándola y postergándola. A pesar de su oficialidad, el color no aparece en la indumentaria profesoral porque aquellos factores oficiales, penetrados de un espíritu servil que mantuvieron hasta el fin, y por el que cometieron más de un culpable error, se negaron a aceptarlo; segunda, puesto que se elegía otro color, había que seleccionarlo; para ello consideré el de todas las escuelas dentales de América, y su gran mayoría de ellas resultaba el lila (esta mayoría, por fuerza numérica, en los EE.UU. de N. A.).

Emblema de la antigua Facultad de Odontología de la Universidad de La Habana y del Colegio Estomatológico Nacional. Símbolo ideado por el Doctor Ismael Clark Mascaró

El color lila es una mezcla de azul, blanco y rojo; según predomine uno de éstos así es su matiz: “lila azulado”, “lila rojizo” (violados o violetas), “lila blancuzco”… La comisión informante al Claustro entendió que para birrete y muceta debía emplearse el lila rojizo; menos confundible con otros colores de otras facultades dentro de la propia Universidad; pero nada impide que en el emblema aparezca cualquiera de los tres tonos, con tal de que siempre sea el mismo; y mejor correspondiendo al de la Facultad.

Sobre este cielo irradia un sol, y éste no es un símbolo vano, puesto a capricho, sino significando que debía producirse el amanecer de la ciencia, la cultura, la ilustración del dentista (y el sol es la fuente de luz, directa y difusa en la evolución mental, en las artes liberales y hasta en las manuales, y en todas partes, en la tierra y en el cosmo) sobre el campo de nuestra profesión, representado en su color, tan befada por escarnio secular como maniobra de charlatanes ignaros.

El tercio inferior de la superficie aparece ahora amarillo u oro; yo, con una especie de revancha reivindicativa, no incluí este esmalte en mi original; quise que echásemos de encima todo lo que fuese persistencia, siquiera recuerdo, de los signos de nuestra restregada inferioridad. Ahora lo veo, y en realidad ningún inconveniente hay en ello, aunque resulte redundante puesto que aparece también el emblema de la Medicina General. Hay una Facultad de Medicina simbolizada en el amarillo áureo, y como la Dentística es una especialidad o especialización, una rama de la sección Estomatológica, que es médica, no hay porque eliminar radicalmente o negar, suprimir esta genealogía que es su cepa. (Entre los dos campos, superior e inferior, debe haber un horizonte divisorio: la curva que he trazado en el original por ustedes remitido).

La vara que se ve en el centro, culminada por dos alas, y rodeada en espiral por dos sierpes, es una de las muchas modificaciones del clásico signo de la Medicina: el bastón de Esculapio (Asklepios), que representa guía, prudencia y tacto, abrazados por serpientes que simbolizan diligencia, ingenio, inteligencia… Tal como aparecen ahí, no el que yo puse originalmente, es una forma usual, y cumple una necesidad artística de decoración y simetría en el conjunto.

Los elementos hasta aquí explicados representan el aspecto científico; pero tenía que ser notado, también, el carácter manual o práctico. Es legendario e imperecedera la vieja expresión mano de seda para aludir al buen dentista, al competente; al que con la técnica de sus manipulaciones operatorias, y aún mecánicas, cumple delicada, hábil, humanamente los dos grandes postulados de nuestra profesión: la obra divina de aliviar o suprimir el dolor; la restitutio ad integrum, estética, funcional, orgánica en cuanto sea posible, como objeto primordial de sus trabajos.

Conocida la propiedad del murciélago, que encerrado en un reducido espacio con millares de congéneres puede volar sin que jamás tropiece, ni siquiera roce con los otros, tal es la sensibilidad táctil y la habilidad con que puede realizarlo, se ha tomado para representar (y esto no es cosa mía, es clásico) la pericia, la “mano de seda” del dentista, que no daña, que no lastima, que no tropieza y… sin embargo, hace obra perfecta. Había que estamparlo, pues en vuelo…, diferenciándolo, no obstante del de ciertas marcas industriales, para que no se prestara a chuscos equívocos.

El lema, “sentencia o verso” que reza al pie: age quod agis: haz lo que haces; atiende a lo que estás haciendo… no es, tampoco, invención mía; es una antigua empresa de la profesión, que aparece en sus anales, en su heráldica, si así se quiere; es adopción de muchas escuelas dentales de América. Quiere encarnecer la suma atención que el dentista debe concentrar en su arte, con la finalidad de los dos básicos postulados; sin distraerse en pensamientos que quitaren “pericia”, “sedosidad” a su mano, en cuanto al modo, objeto y realización de su tarea.

Tales fueron, distinguidos compañeros, las consideraciones generales, (amén de las secundarias que no es oportunidad exponer) que inspiraron, sin pretensiones, la composición del repetido emblema; y así informado, me reitero de ustedes y de la ilustre Corporación que representan, atento y cordial amigo. Ismael Clark Mascaró.